aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Segolene Royal, la ´gacela´ que mató elefantes

ENRIQUE F. MOLINERO| El Universal
Domingo 26 de noviembre de 2006
La candidata a la presidencia gala ha sabido posicionarse en las filas socialistas. "No tuve más alternativa que triunfar", dice. Sus críticos banalizan los éxitos de la ´alumna´ a quien Mitterrand habría enseñado las leyes no escritas para gobernar

BERLÍN.- ¿Cuál es la magia de Segolene Royal, que le ha permitido en menos de un año embrujar a Francia y convertirse en la primera mujer que aspira, con éxito, a ocupar el Elíseo? ¿Es quizás su sonrisa cautivante? "Es la única persona que sonríe en la política", admitió un comentarista de Le Monde , al mencionar quizá, una de las armas secretas de la candidata del Partido Socialista.

Segolene Royal, es cierto, sabe sonreír y cuando lo hace, su rostro se ilumina y toda su persona es capaz de transmitir una rara sensación de optimismo. "Cuando sonríe se parece a Audrey Hepburn", anotó un veterano corresponsal del New York Times en un largo artículo publicado en la revista dominical del periódico neoyorquino, al comparar el rostro fresco, atractivo y alegre de la candidata, con la imagen del único ángel que ha tenido Hollywood.

Royal tiene también otros méritos. Es inteligente, es terriblemente telegénica, tiene un don mágico para comunicarse con la gente de la calle, sabe escuchar y ha logrado conquistar un espacio propio, en un país donde la política ha estado siempre dominada por los hombres.

Pero su principal mérito, que la ha convertido en la primera mujer que puede alcanzar la presidencia de Francia, esa institución patriarcal y casi monárquica creada por el legendario Charles de Gaulle, ha sido su extraordinaria habilidad para posicionarse en las filas de su partido como un enemiga feroz de los "elefantes", la selecta casta de políticos de cuello y corbata, siempre vestidos con trajes de color oscuro, que se creían inmortales en la política francesa.

Por ejemplo, el elefante Laurent Faboius, que fue primer ministro hace 22 años o Lionel Jospin, jefe del partido, ex primer ministro, que sufrió una derrota tan devastadora y humillante en las últimas elecciones presidenciales, que muchos creyeron que ya nunca más regresaría a la arena política. ¿Acaso Dominique Strauss-Khan, el otro gran derrotado en las primarias, no había dicho que en Francia la política es una profesión para toda la vida?

Por eso, quizás, cuando inició su arrolladora carrera para alcanzar la candidatura, Segolene Royal se definió a sí misma como una "gacela". "Las gacelas corren más rápido que los elefantes", dijo la candidata, mitad en broma, mitad en serio, al poner énfasis en una cualidad que no tenían sus contrincantes.

La profecía se cumplió el jueves antepasado, cuando 60.6% de los militantes del partido, embrujados por la sonrisa de la aspirante, la eligieron como la única capaz de recuperar el poder para la izquierda francesa, que perdieron en un ya lejano 1995.

"La gacela ha matado a los elefantes", dijo un comentarista de los informativos de France 2, al poner énfasis en la extraordinaria y rápida carrera que llevó a cabo Royal para derrotar a los elefantes de su partido y, a la vez, ganar la candidatura.

A partir de ese día, muchos franceses recordaron que la primera mujer en la historia del país que puede llegar a ocupar el Elíseo, aparte de ser una gacela que corre más rápido que los elefantes, y que es capaz de enviar al cementerio a sus enemigos, también es una mujer preparada, que luce en su biografía personal una larga lista de menciones académicas, cargos y éxitos electorales que le ayudaron a ganar la ansiada candidatura.

Pero también muchos franceses se formulan ahora una pregunta capital. ¿Cómo fue posible que una mujer, madre soltera de cuatro hijos, lograra llegar tan lejos en un país donde las mujeres sólo obtuvieron el derecho a votar en 1944? Es cierto, el mundo ha cambiado y muchas mujeres han conquistado el poder como Margaret Tatcher en Gran Bretaña, Angela Merkel en Alemania y Gro Harlem Brundtland en Noruega. India e Israel han sido gobernados por una mujer, y Chile y Finlandia ingresaron al selecto club al elegir a una mujer para ocupar el cargo de presidente en los últimos 12 meses. ¿Por qué no Francia?

* * *

Cuando Segolene Royal anunció, en septiembre de 2005, su deseo de optar por la candidatura, desde las páginas de la revista Paris Match -"Por primera vez los franceses están preparados para votar por una mujer; se trata de un acontecimiento histórico", dijo a la revista-, los elefantes no encontraron nada mejor que burlarse de ella. "¿Quién se ocupará de cuidar a los niños?", se preguntó Laurent Fabious, al recordar con malicia que el compañero sentimental de la candidata y padre de sus cuatro hijos es Francois Hollande, secretario general del partido. "La presidencia no es un concurso de belleza", apostilló Jack Lang, al insinuar que la carrera para llegar al Elíseo no se gana sólo con un rostro bonito.

Pero la vieja guardia del partido, aturdida por la osadía de la intrusa, había olvidado un aspecto crucial en la personalidad de Segolene Royal que desarrolló en el seno de su familia paterna y que explica casi a la perfección su determinación a tener éxito en la vida.

"La vida me enseñó demasiado pronto que la única posibilidad de libertad era tener éxito en los estudios y tener una profesión. En mi familia, el destino de las niñas era casarse y dedicarse a la familia", confesó cuando reveló algunos detalles de su triste infancia. "Para escapar no tenía otra alternativa que tener éxito, alcanzar buenas calificaciones y siempre ir un poco más lejos que los demás".

La infancia de Segolene y la de sus siete hermanos, primero en Dakar donde nació y, más tarde en Lorraine, al parecer, fue dura y desgraciada. Su padre, un oficial de ejercito, rígido y conservador, obligaba a su familia a cantar textos gregorianos los días domingo, golpeaba sin piedad a sus hijos. A sus hijas simplemente las ignoraba. "Mis hermanas y yo, éramos seres inferiores", reveló la candidata en una entrevista.

Aunque Royal no esconde el odio que le tenía a su padre, a quien calificó siempre como un político reaccionario y machista, nunca ha negado que heredó su rigor y su fría capacidad analítica para definir sus metas. "Cuando veo una meta, me organizo a mí misma, analizo los pros y los contras y, luego, me pongo en marcha para alcanzarla. Como los militares", suele repetir.

Todavía no está claro en qué momento la futura candidata a la presidencia optó por seguir el camino de la política, pero todos los artículos que se han escrito sobre ella en la prensa francesa recuerdan que cursó estudios en el Instituto de Estudios Políticos de París ("Sciences Po") y en la Escuela Nacional de Administración ("ENA"), una formación tradicional de la élite política de su país,

Fue en la ENA donde conoció a Francois Hollande. La pareja fue reclutada por Jacques Attali para trabajar en la campaña presidencial de Francois Mitterrand, y en 1982 Royal pasó a formar parte del equipo de asesores de la Secretaría General del Elíseo. La leyenda dice que el legendario presidente socialista le enseñó las leyes no escritas para gobernar y le reveló que la política debe estar siempre por encima de la tecnocracia.

Por eso, quizás, Royal admitió, durante su primera rueda de prensa como candidata, que la política debe estar basada en la realidad que vive la gente de la calle. ¿Ingenuidad, falta de experiencia o una nueva lección aprendida de su maquiavélico maestro Miterrand?

De todo un poco, quizás, pero Segolene Royal, ya embarcada en la recta final de su larga carrera hacia la cúspide, siempre responde con la misma frase cuando sus críticos denuncian que carece de la experiencia necesaria para dirigir los destinos del país: "Los hombres que pretenden ser expertos en todo, no dicen la verdad".



comentarios
0