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Bombas, el sello de la guerrilla

Alberto Morales| El Universal
Martes 07 de noviembre de 2006

A finales de la década de los 60 y principios de los 70, México registró una serie de eventos armados que tuvieron como común denominador la utilización de artefactos explosivos contra edificios públicos, bancos y oficinas del Partido Revolucionario Institucional.

En 1974 el grupo guerrillero Unión del Pueblo marcó su presencia con una escalada de 21 explosiones en Guadalajara, Michoacán, Oaxaca y San Luis Potosí, en apoyo del líder guerrillero Lucio Cabañas.

Grupos subversivos

En la ciudad de México, en el contexto de la guerra sucia -cuando ciudadanos, militantes de izquierda y de grupos considerados como subversivos fueron asesinados o desaparecidos- el Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP) estalló bombas incendiarias en las tiendas departamentales Astor y Blanco, en pleno centro histórico.

Tan sólo hace una década, en 1994, un coche-bomba explotó en el estacionamiento subterráneo del centro comercial Plaza Universidad, al sur de la capital. No se reportaron pérdidas humanas, pero sí grandes daños materiales. El atentado fue adjudicado al PROCUP.

En el siglo XXI

En 2001 tres artefactos de fabricación casera hicieron detonación frente a igual número de sucursales de Banamex en Palmas, calzada de Tlalpan y la colonia Bondojito.

Las acciones fueron reivindicadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) en protesta por la venta de esa institución a capital extranjero.

Los hermanos Alejandro, Antonio y Héctor Cerezo Contreras fueron acusados de haber colocado las bombas en los atentados contra esa institución bancaria.

Dos años después en Baja California, en la carretera Libre Tijuana-Tecate el Ejército mexicano aseguró 60 cartuchos de dinamita y un kilogramo de hidrogel, un material que se utiliza para la fabricación de bombas.

Precisamente ese mismo elemento químico fue encontrado en los artefactos explosivos que detonaron la madrugada de este 6 de noviembre en la sede del PRI, del Tribunal Electoral y en una institución bancaria en la ciudad de México. No hay registro de otro atentado donde se haya utilizado ese tipo de material.

En Cuernavaca, Morelos, en 2004, el Comando Jaramillista Morelense 23 de Mayo, hizo su aparición al adjudicarse la autoría de la explosión de tres bombas de "penetración" en tres sucursales bancarias de esa ciudad, mismas que provocaron destrozos en un radio de seis kilómetros.

El antecedente inmediato a las explosiones ocurridas en la víspera en la capital del país tuvo lugar hace casi un año, el 18 de noviembre de 2005 en el estado de México.

A las 04:00 horas se registró un estallido en la sucursal BBV Bancomer en la colonia Jardines de Atizapán, estado de México.

Ahí se encontraron algunos folletos con la leyenda: "No al apoyo de México a Estados Unidos", cuya autoría fue adjudicada al supuesto grupo subversivo "México Unido contra la Pobreza". (Con información del Centro de Documentación de EL UNIVERSAL).



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