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Ricardo La Volpe, alma de portero

Ángel Soto M./ Dominical| El Universal
Domingo 18 de junio de 2006
El entrenador de la Selección de México es un hombre de claroscuros. Hosco e inquisidor, el ex guardameta argentino fue educado para gritar, y por sus modales cavernícolas lo acusan de tratar mal a los futbolistas. Tirante, su relación con la prensa. Quienes lo conocen a fondo afirman que es hogareño y, más aún, que ha hecho maravillas con el equipo. "En el campo, nadie mejor"

En 1978, cuando Ricardo Antonio La Volpe (Buenos Aires, 1952) veía desde el banquillo de suplentes a la selección de Argentina, dirigida por su maestro César Luis Menotti, disputar la final de la Copa del Mundo de 1978 frente a Holanda, por sus ojos entraba la ilusión de que algún día él estaría como jefe de un combinado nacional en un Mundial.

La Volpe era el portero suplente de una Argentina que a la postre resultó campeona del mundo. Él jugaba por amor. Le llenaba la pasión que este juego es capaz de transmitir y caía en los seductores brazos de un deporte tan simple de jugar, pero con estrategia tan compleja como la del ajedrez.

Daniel Passarella, capitán de aquella selección argentina del 78, actual técnico del River Plate y entrenador que llevó al Monterrey a ponerse la corona en el Clausura 2003, resume en una anécdota la pasión con la que La Volpe vive, respira y sueña con el futbol y sus secretos.

Cuenta Passarella que en alguna ocasión, luego de una extenuante junta de varias horas con directivos de su club, al salir del restaurante donde se desarrolló la reunión, se encontró con que La Volpe le aguardaba.

¿La razón? El hoy técnico de la Selección Mexicana había esperado cerca de tres horas para debatir con Passarella acerca de un esquema de juego.

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La Volpe es un tipo duro, hosco e inquisidor. Pareciera un animal lejos de su guarida, perdido sin su manada. Pero quienes lo conocen a fondo dicen que es un "tipo bárbaro, hogareño y muy apegado a su familia y creencias", pero también muy lastimado por la prensa y el entorno.

Él fue educado para gritar: en el futbol, portero que no tiene voz marcial, es un portero vulnerable. goleado. Él defiende sus ideas y su proceder: "Pasa que no todos están acostumbrados a escuchar la verdad, a que llegue alguien de afuera a decir las cosas de frente".

Directo y poco dado a ceder terreno en lo referente al futbol y sus ideas, su carácter y forma de ser le han servido para ganar discípulos y detractores.

Propenso a hablar de más, La Volpe entró en duelo eterno con Hugo Sánchez, máxima figura del futbol que ha dado este país, hace 25 años, cuando en la temporada de 1980-81, el entonces jugador estrella de los Pumas, le hizo un gol de chilena, cuando jugaba como portero del Atlante.

La Volpe abrió la boca y proclamó el golazo de Sánchez como un golpe de la fortuna, la patada de un ángel travieso, y sentenció que jamás podría repetirle algo así. Hecho que, muy a su pesar, sucedió en la segunda vuelta del mismo torneo.

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Acusado de tratar mal a los futbolistas, trabajar con jugadores "dóciles" que no cuestionan sus formas y solamente lo obedecen, Ricardo Antonio La Volpe también es reconocido como uno de los mejores técnicos para analizar al rival y detectar el pulso y temperatura de los juegos, aun parado a un costado de la línea de banda, justo el peor lugar para ver el futbol.

"México no puede estar en mejores manos", dice Rafael Lebrija, presidente del Toluca, donde La Volpe demostró, contrario a lo que se pensaba, que sí es capaz de trabajar con jugadores ya consolidados, figuras que supo convencer con sus métodos, como es el caso de José Saturnino Cardozo, el mejor delantero que ha jugado en México en los últimos 20 años.

Según Lebrija, directivo titular de las selecciones nacionales durante la Copa del Mundo en Francia 1998, la "Federación Mexicana de Futbol ha desprotegido a Ricardo (Antonio La Volpe). Todos sabemos que no se sabe manejar con la prensa, que se siente acosado y poco cómodo, pero en el campo, nadie mejor que él".

Rafael Márquez, capitán del Tricolor, mejor futbolista mexicano en la actualidad, bicampeón de España y recientemente campeón de Europa con el Barcelona, habla así de La Volpe: "Le debo mucho. Él es mi maestro, pocos entrenadores tienen su capacidad y conocimientos para ver, entender y enseñar este juego".

Y este es justamente otro punto discordante. Según Manuel Lapuente, reconocido como uno de los más grandes estrategas en la historia del futbol mexicano, los técnicos no están para enseñarle cosas al futbolista.

La Volpe piensa lo contrario. Él cree que muchos futbolistas se desempeñan sin entender por qué juegan de determinada forma. "No saben interpretar los partidos", dice.

Lapuente gusta de ceder el balón para recuperarlo rápido y ofender. La Volpe sale de sus casillas si su equipo no tiene la pelota. Lapuente prefiere solidez defensiva. Zagueros que roben pelotas y no dejen pasar nada, que den seguridad. La Volpe gusta de defensas que sepan comenzar ataques, que sus movimientos les permitan robar la bola, no para cortar avances, sí para iniciarlos.

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Para el estratega argentino: "Defender es cuestión de colmillo, no trabajo del entrenador", pero cuando se trata de atacar, no le importa parar la práctica las veces que lo considere necesario y tener a sus jugadores hasta tres horas en el campo repitiendo movimientos ofensivos hasta que quede satisfecho.

"Ha hecho maravillas con este equipo, todo el mérito de lo conseguido es suyo", ha declarado Jorge Campos, el histórico ex portero mexicano y auxiliar de La Volpe en este Mundial donde México ha levantado más expectativas que nunca.

Así es La Volpe, el entrenador con rostro de roca y modales cavernícolas cuando está en el empleo, frente a la prensa y directivos que considera poco saben de futbol.

Ese es La Volpe, el mismo que se hinca, juguetea, balbucea y ríe con sus nietos, el entrenador que llevó a su yerno (Rafael García) al Mundial porque teme que su hija y su nieto más pequeño, en un futuro, no le perdonen haber dejado a su papá en México.

La Volpe, el hombre que nunca dejará de ser así, porque a final de cuentas, tiene las venas llenas de futbol y el alma de su juventud, la misma de cuando era portero y entendió que él está para recibir los ataques, porque a final de cuentas, también será él, porque ese es su estilo, quien los inicie.



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