Sin freno, muerte de aves por contaminación
LEÓN, Gto.- En el invierno 1994-1995 una tragedia salía a la luz pública, más de 25 mil aves migratorias morían en la presa De Silva, en el municipio de San Francisco del Rincón, donde tiene su rancho el presidente Vicente Fox Quesada. La causa del desastre era el botulismo (infección letal) y la contaminación del agua por parte de las industrias de la región. Las autoridades estatales aseguraban que se trabajaría para detener la mortandad, pero cuatro años más tarde, otros 12 mil 986 ejemplares murieron en la presa Yuriria. Era sólo el principio. Hoy además de los desastres de dichas presas, otras 25 mil aves de 24 especies diferentes han muerto en otros cuerpos de agua, confirmó el gerente estatal del Sistema Nacional de Agua, Ricardo Olguín, quien dijo que él no puede afirmar que los embalses fueron contaminados por las empresas. "O sea, no es la única causal de la contaminación, pero sí es una causa". La última contingencia ambiental grave que mató a 12 mil 800 aves ocurrió en 2004 en la presa El Coyote, municipio de Cueramaro, a hora y media de León, y de San Francisco del Rincón. El caso de 1995 fue investigado por la Comisión para la Cooperación Ambiental de América (CCA), que aseguró se habían encontrado metales pesados como el cromo, plomo y mercurio. Y precisó que el primero de éstos estaba en la superficie del agua en niveles concentrados. El grupo afirmaba que cualquier contaminante que mató a las aves pudo contribuir a un brote de botulismo, una toxina capaz de paralizar los músculos y provocar paro respiratorio. Lo ocurrido entonces había quedado resuelto. El secretariado de CCA recomendó monitorear, drenar y mantener alejadas a las aves de la presa De Silva. Y los gobiernos de Canadá y Estados Unidos brindarían el apoyo a México en tecnología. La comisión invirtió 100 mil dólares para sanear la aguas con tecnología de punta. El Centro Mexicano de Derecho Ambiental había jugado un papel importante para que CCA emitiera su informe, pero después de aquella muerte de 25 mil aves, se dejó de monitorear la presa De Silva y la región, dice el presidente del organismo, Gustavo Alanís, tras asegurar que la muerte masiva de las aves se debió "obviamente a los metales pesados provenientes de las curtidoras". La presa De Silva hoy está bajo la categoría de Área Natural Protegida y se cerró el acceso de afluentes que la contaminaban como la del río Turbio, que literalmente se llama así porque ahí son vertidas las descargas de aguas residuales de la ciudad de León y de las 47 curtidoras de la región. Ahora cada temporada de aves, la presa De Silva se mantiene sólo con agua de lluvias. Incluso en octubre de 2000, Raúl Enrique Arriaga Becerra del Instituto de Ecología del Estado, en una reunión con el Banco Mundial aseguró que la presa estaba restaurada y la presumió de ejemplo de cómo se debe trabajar en conjunto para resolver los problemas ambientales. Pero ni siquiera imaginaba que la muerte de aves migratorias se extendería. El agua contaminada afecta a los municipios de San Francisco del Rincón, Cueramaro, Manuel Doblado, Romita, Abasolo y Pénjamo. En 1998 murieron 12 mil 986 en la presa Yuriria. En 2000, se murieron 5 mil 170 en varios embalses de Pénjamo y Cueramaro. En 2003, el conteo fue de 854 casi en todos los bordos. Luego en 2004 se disparó a 12 mil 800 en la presa El Coyote y en 2005, murieron tres mil más, informó Olguín. De acuerdo con el técnico ambiental de San Francisco del Rincón, Omar Rodríguez, la muerte de las aves que vienen de Canadá, por lo menos fue de 20 mil, en El Coyote. En esta presa ahora se observa la tierra seca, pero se espera que en este año después de la temporada de lluvias habrá más muerte de aves por la contaminación del agua. Dice Martín Corona, director de Protección Civil de Cueramaro, que con dos años seguidos de contingencia estarán más preparados. El hombre que se encarga junto con varias brigadas de sacar las aves con lanchas y redes dice que en los dos últimos años recopilaron 23 mil muertas de El Coyote. Su versión se contrapone a las cifras oficiales. "Cada día en promedio sacábamos 800 y trabajamos durante tres meses, de noviembre a enero". Hay un dato de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario en el que se especifica que tan sólo en 26 días de enero de 2005 fueron sacados 12 mil 404 cadáveres del sistema de bordos El Coyote, San Juan Grande y La Salsa. Corona asegura que las autoridades estatales no les entregaron los análisis del líquido. "Todos sabemos que la contaminación del agua viene siendo por las curtidoras de San Francisco del Rincón y de León. Nosotros sabemos lo que son aguas negras, de drenaje y sólo apestan, pero éstas sueltan ácido. Donde escurre el agua, se hace espuma que vuela y donde cae seca el pasto". J. Concepción Salas Delgado, integrante del comisariado de Chamacua, un poblado de Cueramaro, afirma que los animales se mueren por los químicos que son arrojados de León al río Turbio. "Aquí los patos venían desde endenantes y nunca se habían muerto. Es el agua, no es otra cosa, ya no hay ni carpas, ni charales, ni bagres". Ricardo Olguín asegura que las empresas de la región se adhirieron a la norma oficial mexicana -001ecol1996- y tienen un programa de acciones para el cumplimiento de sus descargas. Dice que para caer en los ríos el porcentaje es de 200 miligramos de plomo, cromo, arsénico, cadmio o zinc por litro de agua. Para embalses naturales o artificiales, como presas y bordos, es de 125 miligramos. El informe de la Ssa sobre la muerte de aves migratorias aseguraba que la ciudad de León y el municipio de San Francisco del Rincón, donde había por lo menos 58 industrias de textiles, cuero, de petróleo, carbón, entre otros, descargaban residuos en el río Santiago que fluye en el río Turbio. "El agua contiene metales, tintura roja, endosulfan y otros pesticidas... es un ecosistema altamente contaminado".





