Los cuatro hermanos Arriola Márquez, oriundos de Chihuahua, de un negocio familiar que inició en la población de El Saucillo, en su estado natal, a lo largo de una década crearon una red internacional de tráfico de cocaína, desde Colombia a Estados Unidos, con contactos con los cárteles mexicanos de Sinaloa y Juárez.

Ninguno de ellos es mayor de 40 años, pero consolidaron una "empresa" que tenía su centro de operaciones en un rancho de Peyton, Colorado, y que logra introducir más de 600 kilogramos de cocaína cada semana de México a territorio estadounidense, de acuerdo con un informe de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).

A través de células compartimentadas, cuyos integrantes no se conocen entre sí, lo que dificulta su desmantelamiento total, esta organización criminal realiza operaciones que se estiman en al menos 43 millones de dólares anuales, por lo que se convirtieron en un blanco prioritario para el gobierno estadounidense. Ahora sólo Édgar sigue libre, y a los 32 años el hermano menor es el heredero natural del liderazgo de la organización.

Miguel Ángel, Luis Raúl y Óscar Arturo fueron capturados en los últimos cinco meses en territorio mexicano, lo que ha debilitado la estructura, pero más allá del liderazgo de estos narcotraficantes, el poder de esta organización, de acuerdo con la Oficina Central de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, se extiende a una red que implica no sólo el tráfico de droga, sino también lavado de dinero en empresas instaladas en México y la Unión Americana.

A través de gasolinerías, distribuidoras de alimentos, constructoras y procesadoras de ganado, los Arriola Márquez expandieron sus ganancias por la venta de cocaína y el tráfico de divisas, por lo que desde 2005 la DEA inició la denominada Operación Choque, para desarticular a la organización considerada como una de las más importantes de narcotráfico y lavado de dinero que operan en EU.

Por ello, ante la detención el jueves de Óscar Arriola Márquez, la DEA calificó la operación del Ejército mexicano como "una significativa victoria en la batalla contra las drogas".

La operación

Las investigaciones conjuntas de la DEA y la Procuraduría General de la República (PGR) permitieron detectar que desde México -donde los Arriola Márquez contaban con una decena de empresas-, tráileres con compartimentos secretos transportaban la droga hasta el rancho de Peyton, donde camionetas de carga también modificadas para el traslado de narcóticos se encargaban del reparto de la "mercancía".

Estas unidades de "recolección" como las denomina la agencia estadounidense, viajaban por diversos puntos de EU, a ciudades como Denver, Chicago, Nueva York y El Paso, Texas para entregar la cocaína a las células que controlaban estas plazas.

En México, desde hace tres años la PGR inició la averiguación previa PGR/UEDO/225/2003, ante los indicios de que células de este grupo operan en DF, estado de México, Jalisco, Veracruz, Durango y Chihuahua, éste considerado el centro de operaciones de los Arriola Márquez, quienes tienen nexos con capos colombianos identificados como Don José y Papá, sus proveedores de droga.