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Anaya y la sombra salinista

Ismael Romero| El Universal
Viernes 14 de enero de 2000
Nadie va a poder comprobar nada sobre los supuestos apoyos que se dice habría recibido el PT de la familia del ex presidente, sostiene el dirigente

El Partido del Trabajo (PT) siempre ha generado temor y miedo, dice su dirigente nacional Alberto Anaya, y, por lo mismo, es objeto de calumnias, de acusaciones y de guerra sucia.

Anaya responde así cuando se refiere a los señalamientos que siempre se han hecho, desde el nacimiento del PT, en 1990, sobre los presuntos vínculos de esta organización y los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari, especie cuyo cimiento se ha querido ver en la relación que se dio entre los tres en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, en los años 70.

Nadie va a poder comprobar nada sobre los supuestos apoyos que se dice habría recibido el PT de los Salinas, dice Anaya, y asegura que de su amistad con ellos no tiene nada de qué avergonzarse. "Es un tema que tiempo con tiempo se hace vigente producto de la pugna Zedillo-Salinas", sostiene.

Joaquín Vela, fundador y uno de los dirigentes del PT, cuenta que en varias ocasiones se ha pedido a Anaya que de una vez por todas haga públicos los orígenes y los alcances de esa amistad, pero el dirigente petista dice que todo está aclarado, que no hay nada de lo que él se pueda avergonzar.

?Calumnias?, denostó en su momento Francisco González Gómez ?ahora ex dirigente del PT?, cuando en los últimos días del gobierno de Carlos Salinas de Gortari en noviembre de 1994, políticos de la época, entre ellos el ex priísta Lucas de la Garza, aseguraron que los hermanos Salinas financiaban al PT.

?Esas calumnias se han difundido dolosamente desde la fundación de nuestro partido hace ya cuatro años. Sin embargo, hasta ahora nadie ha aportado prueba alguna que avale esa difamación de que somos objeto?, escribió públicamente el entonces vocero petista González Gómez.

Hoy, instalado en las filas del PRD, Panchito, como muchos le dicen, cuenta: ?La verdad irrefutable es que Alberto Anaya fue condiscípulo de Carlos Salinas en la Escuela de Economía, que ambos estaban vinculados políticamente con Adolfo Orive ?actual colaborador de Francisco Labastida?, y que Orive fundó un grupo que se llamaba Política Popular, en el que militaba Alberto y con el cual simpatizaba Salinas ?Desde esa época Alberto mantuvo una relación de amistad con Raúl y con Carlos. Veía en más ocasiones a Raúl, porque Carlos estaba más ocupado. Esa amistad influyó para que obtuviera la posibilidad de participar en las elecciones de 1991 con registro condicionado, figura que se volvió a crear en favor del PT.?

?¿Hay pruebas de los apoyos?

?Bueno, es evidente que hubo un respaldo, un respaldo económico, un respaldo político. Abrirle y modificar la ley para que el PT pudiera participar con la figura de registro condicionado, eso era ya una cuestión importante. Lo esencial es que en algunas cuestiones fundamentales, el partido no desempeñaba una política de oposición al gobierno de Salinas.

?Lo que a mí me consta es la cercanía de Alberto con Salinas; de él y José Narro. Me consta la forma como José Narro fue diputado en Zacatecas por órdenes de Salinas, quien le llamó al entonces gobernador Arturo Romo para que hiciera una ?transa? con las casillas, lo cual le permitió a Narro ser diputado, quitándole la diputación que le correspondía al PRD. Eso es bien sabido dentro del PT y existen las constancias en el IFE de Zacatecas... Todo esto que he dicho es estrictamente apegado a la verdad?, subraya González.

José Narro, también fundador del PT, pone en duda y rechaza las afirmaciones de González. Y dice que el ahora perredista es un personaje con una "alta ambición política" que se sale del partido porque se le niega el acceso a una diputación federal.

Alberto Anaya comenta que González se fue "como persona" y que lo que hoy critica, como el presunto manejo unipersonal del partido, él sí lo practicó cuando fue dirigente en el Distrito Federal.



La pugna Zedillo-Salinas origen de los ataques al PT

Alberto Anaya acepta una entrevista, pero antes de que se aborde el tema, se lanza a la ofensiva.

?¿Tú quieres regresar a Salinas? ?pregunta con voz baja, pero sin dejar de marcar su acento de hombre norteño y con una sonrisa que pretende ser hiriente. Sorbe su tasa de café y voltea para ver con complicidad a Rubén Aguilar, uno de los fundadores del partido, y a un joven que lo acompaña en uno de los privados del restaurante La Calesa de Londres, donde se da la cita.

?Es un tema obligado ?Anaya vuelve a reír. A los tres petistas se les ve ajenos en ese cuarto medianamente lujoso, en cuyas paredes cuelgan numerosos cuadros.

?Es un tema muy clarificado ?dice Anaya y subraya las palabras con voz ronca?, pero lo volvemos a clarificar.

?Hay quienes piensan en el PT que, de una vez por todas, debe aclarar cuál fue su relación con los Salinas.

?Está aclarado 20 veces ?dice Anaya sin dejar de reír y de apretar sus labios en círculo, como si fuera a coger un popote. Toma un aire serio y advierte?: ojalá tu entrevista no sea interesada, te lo digo con sinceridad...

?No ?se le aclara, pero el ambiente se tensa.

?... que no sea de mandato...

?No ?Rubén Aguilar baja de vez en cuando la cabeza y el joven petista no deja de reír cada vez que lo hace Alberto Anaya.

?... que haya interesados...

?No ?vuelve a escuchar Anaya.

?Es un tema muy desgastado, muy trillado ?dice con ganas de recomponer el ambiente?. Si me dieras la oportunidad de darte un gran ?dossier?, pero bueno, lo volvemos a repetir. ?Pues, si lo tiene, con todo gusto.

?Lo volvemos a repetir ?ofrece el sonriente ex dirigente?. Dame tus inquietudes. Te estoy hablado con mucha franqueza. Porque, si la pugna Zedillo-Salinas se ha de activar, pues uno qué culpa tiene, ¿no?... Pero, bueno.

?Usted tuvo una relación de...

?O sea, si tu entrevista es por mandato ?interrumpe Anaya?, pues uno qué culpa tiene.

?No, es periodística.

?Muy puntual ?ironiza y regresa al ataque, a su risa, ahora sarcástica?, por la posible agudización de las pugnas.

?No es por mandato ?se le insiste y se le tolera?. Además, todavía hay personajes de aquella época que siguen vigentes, como Adolfo Orive...

?¡Ándale! ?parece animarse.

?Pero no es por mandato ?se le vuele a aclarar.

?No, no hay problema, como quieras. Nada más te voy a pedir que no me la edites. Me pones a la defensiva y ahorita traigo otra grabadora y me voy a poner a la defensiva. Nomás no me la edites, no me la saques de contexto, no me la manipules. Porque uno qué culpa tiene de esos conflictos.

?A lo mejor no fue buena suerte para usted haber conocido a los Salinas.

?No, yo te quiero dar a entender que es un tema ya muy gastado y que tiempo con tiempo se hace vigente, producto de la pugna Zedillo-Salinas, ¿no? Entonces, en ese contexto, no me metas en la pata de los caballos. Cuando son entrevistas por mandato, uno sabe que las van a editar, sabe que las van a manipular, sabe que van a sacar cosas de contexto. Entonces, casi siempre uno se cubre con otra grabadora, pues, para las posibles aclaraciones.

?Pues si quiere...

?No, no, te voy a dar la confianza. Te advierto, porque he tenido 50 entrevistas de este tipo, ¿no?, por mandato. Te advierto que tiempo con tiempo se vuelven recurrentes. Son peor que las crisis, ¿verdad?

?Se hace un estigma.

?No, no, no. Como es un conflicto que ha sido recurrente, tiempo con tiempo... Son cosas que se han dicho, que son públicas, que todo mundo las conoce.

?¿No le ha dado por escribir un libro ?la historia verdadera de mi relación con los Salinas??

?No hay tanto material para ello.

?¿No?

?Digo, no hay tanto material para ello.

?¿Qué no fue muy profunda la amistad?

?No, no hay tanto material. Coincidimos. Hoy gobierna la generación del 68. Ahí coincidimos todos. Ahí coincidió Pablo Gómez. Ahí coincidió Hugo (Andrés) Araujo. Ahí coincidió Heberto Castillo. Ahí coincidimos, coincidimos, pues, (Manuel) Camacho, coincidieron muchas personas, ¿no?, en el 68.

?¿Ya le incomoda o le aburre contar la historia?

?No, me preocupa sólo cuando tiene una manipulación política.

?En este caso no, y usted está en todo su derecho de hacer las aclaraciones pertinentes.

?Soy del norte y habla uno con mucha franqueza ?intenta excusarse el senador. ?Pues yo soy de aquí y le digo que no hay consigna.

? He vivido aquí ?se ríe, pretendiendo descalificar la respuesta?. Aquí hice mi carrera y... bueno.

?¿Le entra o no?

?Sí, yo no... ¡claro que le entro! Nunca he dejado de contestar una entrevista, aunque luego me cueste aclarar.



Nos tienen miedo

Anaya cuenta en seguida que la relación con los Salinas se da a partir de una coincidencia con ellos y otros personajes políticos en el movimiento estudiantil de 1968. En 1970, dice, cada quien toma su rumbo, unos al gobierno, otros a la guerrilla y el resto al movimiento popular. Asegura que a Carlos Salinas lo volvió a ver hasta el 12 de septiembre, en el controvertido acto de la casa de Cracovia.

?¿Después del 68 se mantuvo la relación con los Salinas, hubo contactos en la administración de Carlos?

?Con todas las administraciones, de Díaz Ordaz a la fecha, nuestras organizaciones han hecho labor de gestoría. Y te estoy hablando de Díaz Ordaz, con todo lo que significó para muchos. Con la administración de Salinas no fue la excepción, hicimos labor de gestoría.

?¿Cuál es el origen de todas esas versiones de que ustedes recibieron apoyos de los Salinas?

?Yo creo que nuestro partido político siempre ha generado temor. Nos tienen miedo. Siempre hemos sido objeto de calumnias. Siempre hemos sido objeto de acusaciones y de guerra sucia...

?¿Sigue siendo amigo de los Salinas en ese tiempo?

?La situación... Esta pregunta la he respondido 50 veces y la voy a responder otra vez. El tema de las amistades, como calidad humana, es un significado subjetivo. La última vez que vimos a Salinas fue en otro acto protocolario, nombrado por la Cámara, para acompañarlo a la hora que entregó la banda presidencial. De ahí, en más no tenemos antecedentes.

?Cárdenas lanza críticas sobre el presunto origen salinista del PT y ahora es su candidato. ¿Es una paradoja política?

?No, las cosas se esclarecen, verdad, toda la guerra sucia de la que hemos sido objeto, la calumnia y la difamación. De los supuestos apoyos, ni tú ni nadie va a sacar nada que se pueda comprobar. En lo que se refiere a nuestra relación con los Salinas no tengo nada de qué avergonzarme ?dice Alberto Anaya quien nunca mostró ánimo de hablar profusamente sobre esa relación que para algunos de sus compañeros es un pesado lastre, una mancha que no se ha borrado el PT.



Otras opiniones

José Narro asegura que nunca hubo vínculos con los Salinas, ni antes ni después de la constitución del PT. ?Esos señalamientos son parte de una campaña que han desatado en contra del partido, porque nos ven como competencia?.

?Cárdenas les ha restregado su presunto origen salinista.

?Yo creo que la relación de estos últimos meses logró que cambiara de opinión. La relación que establecimos con él en la Asamblea de Representantes, el vínculo más directo de los últimos meses y años ha permitido crear una relación y una imagen que él no tenía del partido.

Joaquín Vela rechaza también las versiones que ligan los orígenes del PT con los Salinas y opina que la existencia del partido no hubiera sido posible sin la amplia base social que le dio sustento para su fundación.

?Yo creo que en las críticas que se han hecho al PT, esas críticas de salinismo, hay mucho de visceral y mucho de una visión deformada de los perredistas, quienes se creían los únicos ?detentadores? de la representación de la izquierda.?

?¿Había una relación con los Salinas?

?Yo en mi vida traté a Raúl Salinas. Yo vi a Carlos por segunda vez (la primera fue en una clase en la Facultad de Economía), cuando llegó a la Cámara de Diputados como coordinador de la fracción del PT, en 1994, y él rinde su último Informe de Gobierno. ?¿Les ha pesado ese estigma?

?Sin duda, porque hay mucha gente que tiene ese idea. Hemos comentado con Alberto que es importante que, de una vez por todas, defina hasta dónde había llegado su relación con los Salinas. Yo creo que hubiera sido más sano que desde un principio se hubiera hecho un deslinde muy claro de hasta dónde llegó la relación.



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