Repudiado, el DDT aún está vigente
México . El DDT es uno de los 12 contaminantes orgánicos persistentes de los que la comunidad internacional propone deshacerse lo antes posible, pero el insecticida, que antes de caer en el descrédito evitó millones de muertes e inspiró un Premio Nobel, parece aún tener larga vida por delante. Para muchos países, el DDT (dicloro difenil tricloroetano) es todavía un arma "eficaz y barata" contra la malaria (o paludismo), reconocen agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esa enfermedad, que se transmite por la picadura de un mosquito, mata anualmente a más de un millón de personas, especialmente en África, y enferma globalmente a unos 300 millones. En América Latina más de un tercio de la población vive en zonas de riesgo y cada año 1.4 millones de personas, sobre todo niños, contraen el mal, en cuyo combate se gastan más de 105 millones de dólares anuales, según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Algunos observadores atribuyen el devastador efecto de la malaria a las limitaciones impuestas por gobiernos y ambientalistas al uso del DDT, compuesto de amplias propiedades insecticidas, patentado en 1937 por el químico suizo Paul Müller. Su eficacia y persistencia insecticida evitaron grandes pérdidas de cosechas y las consiguientes hambrunas en países en desarrollo, tanto que Müller se hizo acreedor al Premio Nobel de Medicina en 1948. El mundo se puso alerta en los años 70 cuando algunos estudios sugirieron que es cancerígeno, origina partos prematuros, contamina alimentos y causa daños neurológicos, respiratorios y cardiovasculares. Surgieron otros insecticidas, pero todos más onerosos. "Ningún estudio es concluyente acerca de los efectos dañinos del DDT, pero con base en el principio precautorio y por la aparente presión de algunas grandes compañías que producen insecticidas (que compiten con el DDT) se acordó limitar su uso", dijo el científico Américo Rodríguez, del Centro de Investigación de Paludismo de México. El producto fue incluido en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, instrumento internacional firmado en 2001 para limitar y eliminar el uso de 12 sustancias en el mundo, todas con gran capacidad para acumularse en los tejidos animales grasos y transmitirse a través de la cadena alimentaria. Autoriza el uso exclusivamente en la lucha contra vectores de enfermedades, bajo lineamientos de la Organización Mundial de la Salud. Los países firmantes decidirán si seguirá siendo así, durante su primera reunión del 2 al 6 de mayo en Punta del Este, Uruguay. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), motor del Convenio, pidió de antemano cautela con la cuestión del DDT. Documentos de esa agencia, redactados a propósito de la cita en Uruguay, señalan que los participantes podrían concluir que "los países que actualmente utilizan el DDT para el control de vectores de enfermedades tal vez necesiten mantener ese uso mientras las condiciones locales lo hagan necesario y hasta que se disponga de alternativas". Cada año se usan en unos países siete mil 500 toneladas de DDT para rociar en hogares. Es una forma relativamente barata y eficaz de repeler y matar a los mosquitos transmisores del paludismo. En varias naciones de AL, toman al DDT como su última arma para combatir una posible epidemia. Ecuador, por ejemplo, pedirá que el insecticida no sea eliminado "por lo menos dentro de los próximos años" hasta que existan estrategias integrales alternativas para combatir el paludismo, indicó Ricardo Tapia, coordinador del proyecto sobre contaminantes orgánicos persistentes que financia la ONU. En ese país, que reportó 52 mil casos de malaria en 2003, no se usa DDT desde 1990, pero las autoridades no desean cerrar la posibilidad de hacerlo si se produce una emergencia sanitaria. En 2001, Venezuela y Costa Rica habían solicitado a la ONU autorización para seguir usando el DDT en el control de la malaria. Brasil, en cambio, pidió utilizarlo para la producción del dicofol, un pesticida utilizado en la producción de cítricos. Guatemala se opone frontalmente al uso del insecticida. "No debería permitirse el uso de DDT", dijo Rodolfo Zeissing, encargado del programa de Malaria del Ministerio de Salud guatemalteco. * Corresponsal de IPS, con Juan Carlos Frías (Ecuador), Humberto Márquez (Venezuela) y Jorge A. Grochembake (Guatemala).





