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Tláhuac, a merced del narcotráfico

Marco Lara Klahr| El Universal
Lunes 06 de diciembre de 2004
En la demarcación surgen y se expanden los mercados de drogas

Entre Iztapalapa, la delegación capitalina con mayor incidencia delictiva, y Chalco, municipio conurbado, se tiende uno de los corredores conocidos de entrada de mariguana y cocaína a la ciudad de México. En medio se halla Tláhuac, viendo cómo surgen y se expanden sus propios mercados de estupefacientes, articulados al intenso trasiego en la zona oriente. El escenario son diversas colonias, unidades habitacionales y caminos desolados que cubren el centro y los polos del territorio delegacional. La capacidad policial para afrontar tal hecho se resume en esta frase del primer oficial Rafael Cortés, de la Secretaría de Seguridad Pública del DF: "Cuando Dios nos da la suerte de agarrar in fraganti a los vendedores de droga, ¡pues vente, rata! Porque no hay otra forma".



Versiones de la prensa

Versiones periodísticas han apuntado hacia los intereses del narcomenudeo, el tráfico de niños o la guerrilla como probable trasfondo de los linchamientos del 23 de noviembre pasado, en San Juan Ixtayopan. Pero casi dos semanas después la Procuraduría General de la República no ha dado la versión oficial. En cualquier caso, el suceso reveló los alcances del comercio de droga en una delegación que con las de Xochimilco, Milpa Alta, Cuajimalpa y Tlalpan habían sido consideradas de baja peligrosidad, en parte por conservar el tejido social de las áreas rurales.

La noche del 23 de noviembre, en minutos creció, de decenas a cientos, la masa que terminaría linchando a tres agentes federales de inteligencia en San Juan Ixtayopan.

Multitudes de jóvenes alcoholizados y drogados salieron de las callejuelas, tambaleantes y excitados, a engrosar el núcleo del conflicto. Hasta ahora se especula que la mujer "gorda y güera" que según los policías preventivos del cuadrante Tláhuac 2 (sector 49) azuzó a la turba, podría ser también distribuidora de droga. En su segundo operativo (el sábado anterior), la Agencia Federal de Investigación encontró unas 40 grapas de cocaína en la casa de Eduardo Torres Martínez, otro de los supuestos incitadores del linchamiento.



El mercado

¿Cómo se abastece ese mercado? No existe un mapa oficial que incluya los puntos de venta de drogas en Tláhuac o las colonias que los concentran, ni mucho menos las rutas de acceso de esas substancias ni las bandas que las regentean.

Sin embargo, ese mapa puede trazarse: de conversaciones con agentes preventivos y judiciales locales, policías federales, representantes vecinales, denuncias ciudadanas, partes policiales y recorridos basados en esos testimonios, resulta que las colonias o pueblos Quiahuatla, Selene, Ampliación Selene, Tlaltenco y 3 de Mayo (en la parte central del territorio de Tláhuac); Zapotitla, La Estación, Santa Ana, Del Mar, Agrícola Metropolitana, Hidalgo y La Nopalera (en la parte sureste); Santa Catarina (al norte), y Torres Bodet y El Llano (adosadas a San Juan Ixtayopan, en el suroeste), así como diversas de las 122 unidades habitacionales populares (muchas pegadas a Iztapalapa) y caminos desolados en aquella delegación, constituyen un circuito de distribución de proporciones incalculables que funciona las 24 horas del día y en el que en ocasiones aparece la mano de la policía.



La más peligrosa

Quiahuatla, el sitio más crítico en cuanto a venta de drogas, está situado no muy lejos del edificio delegacional y el centro histórico. A la hora de revisar con policías preventivos de Tláhuac, colonia por colonia, aquellas donde hay mayor venta de drogas, dos oficiales insisten en señalar Quiahuatla. Aseguran que la mayor parte de la distribución de drogas se hace en casas o en pequeñas tiendas. Ya en el terreno, un punto demasiado vistoso ahí es la avenida Prolongación Ejido, casi esquina con Rosa. Todo el día, desde la banqueta un grupo de muchachos con teléfonos móviles vende dosis a una clientela que llega siempre en automóvil o pide servicio a domicilio. Y hay ahí decenas de sitios semejantes.

Para efectos de seguridad pública, el territorio de Tláhuac está dividido en dos cuadrantes (Tláhuac 1 y 2) y 41 zonas de patrullaje. Un reporte del cuadrante Tláhuac 1 da cuenta de sistemas tan rudimentarios y abiertos de distribución como el siguiente, en calle Jenufa, manzana 104, lote 20, colonia Miguel Hidalgo: "En este domicilio por medio de una canasta y un lazo que bajan del primer piso venden la droga. Este modo de operar se da las 24 horas". Otro informe refiere una tiendita en la misma calle, muy cerca de la anterior: "Jenufa Mz. 102, Lt. 23... Llegan los compradores y tocan una ventana y ahí les entregan la droga".

El Centro Nacional de Atención Ciudadana de la Policía Federal Preventiva también recibe con frecuencia denuncias ciudadanas relacionadas con narcomenudeo en esta delegación. Sólo algunas veces los denunciantes se identifican, pero siempre dan datos precisos. Por ejemplo, la denuncia con folio 528178/04, del 17 de marzo pasado, describe que en la calle 16 de Septiembre, entre Independencia y Felipe Ángeles, en Santiago Zapotitlán, "dos sujetos... se dedican a vender droga" y "diariamente acude la patrulla 02426 de la Policía Judicial del DF. Al parecer los agentes de dicha unidad les dan protección a los involucrados".

Alrededor de 20 denuncias ciudadanas captadas por dicho centro de la Policía Federal Preventiva, a las que accedió EL UNIVERSAL, reflejan el malestar de ciudadanos por la operación abierta del narcotráfico en los alrededores de núcleos habitacionales, escuelas y centros deportivos. El 25 de agosto pasado, a la una de la tarde, un vecino de la calle Jacobo de Lieja, en la colonia Agrícola Metropolitana, llamó para aportar una serie de datos que incluyen el uso de adolescentes en este comercio, acotando que "todo esto se da desde hace siete años" (denuncia sin número de folio).

La zona de las minas, compartida por las delegaciones Iztapalapa y Tláhuac, es conocida entre las policías del Distrito Federal por ser paso franco de asaltantes y distribuidores de drogas. Están comunicadas por el Camino Real a las Minas, una brecha accidentada, sin alumbrado público y a cuyos bordes crece una vegetación cerrada. Del lado de Tláhuac se hallan las colonias La Estación y Zapotitla, así como numerosas unidades habitacionales de interés social. En medio se encuentra lo que la extracción de arena ha dejado de un monte rojizo. Hacia el norte, una sucesión de unidades habitacionales tiene su núcleo geográfico en el Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, donde está el célebre Hoyo de Quetzalcóatl , uno de los principales centros de distribución de enervantes y armamento. Rafael Cortés, subdirector del cuadrante Tláhuac 1 (sector 48), sabe, como el resto de sus colegas, lo que ocurre en aquel sitio inhóspito y en los diversos caminos que comunican aquella zona con Iztapalapa, pero se cuida bien de internarse por ahí: "Para eso estamos, para combatir a las ratas, pero no somos héroes. ¿Para qué queremos más héroes en el panteón?".

El segundo superintendente Eduardo Hernández Mercado, coordinador delegacional en Tláhuac de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, dice que, sin duda, la proximidad con Iztapalapa y el hecho de que en ésta haya una creciente actividad delictiva tiene serias implicaciones de seguridad, pero que no "puede decirse que la nuestra sea una delegación de peligrosidad elevada; de hecho, casi siempre cuando detenemos a alguien armado, por ejemplo, resulta que es de Iztapalapa".



Labor policiaca

Cada mañana, a las 8:30 horas, en el edificio delegacional tiene lugar una reunión de seguridad pública donde se revisa la incidencia delictiva del día anterior y se da seguimiento a las denuncias ciudadanas.

El escaso margen de maniobra de la Policía Preventiva le obliga a entregarle a la Judicial del Distrito Federal las evidencias sobre distribución de drogas. Pero la judicial tampoco tiene atribuciones, de modo que casi siempre dichas denuncias se diluyen.

Las pocas veces que la Policía Preventiva está dispuesta a verificar alguna denuncia hecha por los ciudadanos, se enfrenta al riesgo de ser agredida por los vecinos. Hernández Mercado dice: "Supongamos que alguien se aviente a avisarnos, `aquí, en esta casa, venden droga`. Entonces necesito poner a alguien ahí de fijo; pero de inmediato se corre la voz y la gente toca las alarmas vecinales, y la gente se junta y se pone agresiva. Algo así pasó el 23 de noviembre en San Juan Ixtayopan".

Y ahí es donde quizá confluirían los intereses, por ejemplo, de los narcotraficantes, preocupados por deshacerse de la policía, y los de una sociedad atemorizada por la inseguridad y agraviada por ineptitud gubernamental para garantizar su seguridad.

Un reporte levantado por agentes del cuadrante Tláhuac 2 (sector 49) el 12 de noviembre, 11 días antes del linchamiento contra los tres agentes de la Policía Federal Preventiva, recoge un incidente que pudo terminar igual y que era un aviso del estado de ánimo social en San Juan Ixtayopan.

Según el documento, los vecinos habían identificado a un hombre y una mujer a bordo de un vehículo Jetta, filmando por las calles. Ese día, finalmente los retuvieron, pero ellos se negaron a identificarse. Los vecinos llamaron a la Policía Preventiva, ante la cual ambas personas se identificaron como agentes de la Agencia Federal de Investigación. "Una vez que lo hicieron expone Hernández Mercado los dejamos ir, pues no había motivo para detenerlos, pero parece que eso a la gente de San Juan no le gustó".



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