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El mundo festejó el 2000

El Universal
Sábado 01 de enero de 2000

El año 2000 fue recibido como se esperaba, con fastuosas y multitudinarias celebraciones y en medio de la agitación y asombro por hechos nuevos que marcarán el destino de los años venideros, como la renuncia de Boris Yeltsin. Kiribati, un atolón usualmente despoblado en el Pacífico sur, fue declarado como el primer punto del planeta en recibir la nueva luz (a las 10:00 horas GMT) y el último sería la Polinesia francesa, exactamente al otro lado de la línea imaginaria del Meridiano 180.

Kiribati recibe desde ahora el nombre de ?La Isla del Milenio?.

De un huso horario tras otro, el nuevo año fue recibido con lluvias de luces, festivales musicales y emotivas escenografías montadas en la mayoría de los países.

Con la nueva luz, también se registró el primer nacimiento de esta era, el hijo varón de Rachel Haggerty, en Nueva Zelanda.

Este país iluminó su cielo nocturno con fuegos artificiales iridiscentes para recibir el nuevo año, y en el amanecer los rayos del sol bordaron las faldas del monte Hapeka, en las islas Chatham (el primer terreno habitado del Pacífico sur), a las 14:59 horas (GMT). Conforme avanzaban las manecillas del reloj nocturno, una multitud calculada en más de un millón de personas salió a las calles de Sydney para ver el que fue calificado como el mayor espectáculo de fuegos artificiales del mundo. La palabra ?Eternidad? sobresalió en medio de un fuego de luces que consumió 20 toneladas de pólvora, durante 25 minutos, a un costo de 3.8 millones de dólares.

En Brunei, Filipinas, Macao, Malasia, Singapur, Taiwan y Hong Kong, el 2000 inició a las 16:00 horas GMT.

En esta última isla, una lluvia de fuegos artificiales multicolores iluminó el cielo mientras miles de celebrantes recibían el Año Nuevo con entusiastas festejos, incluyendo un deslumbrante dragón de seda de 300 metros de largo. Un hombre alado voló sobre la gente dejando una estela de chispas.

Japón fue la primera gran potencia económica e industrial del mundo en entrar al 2000. Sus habitantes se volcaron a las calles para cumplir con la tradicional costumbre de pedir en los templos budistas el favor divino, salud y fortuna para el ?Año del Dragón?.

Con el redoblar de la Campana del Siglo (50 toneladas de peso), montada en un altar de la ciudad de Pekín, China entró en el año 2000 a las 16:00 horas GMT. ?Paz para todo el mundo, la guerra es un error?, proclamó el jefe de Estado, Jiang Zemin, quien presidió la ceremonia oficial después de que los mil 280 millones de chinos, un quinto de la población de la tierra, fueron convocados a guardar un minuto de silencio para rogar por la paz mundial.

Rusia llegó al año 2000 a las 12:00 horas (GMT) en las lejanas penínsulas de Chukotka y Kamchatka, primera de las once celebraciones de Nochevieja en un país con 9 mil kilómetros de ancho y once usos horarios. Nueve horas después lo hizo Moscú, donde cientos de miles de personas celebraron desenfrenadamente sobre un grueso manto de nieve.

Ya en Europa, las celebraciones del milenio en Alemania iniciaron con una fiesta infantil al lado del ayuntamiento de Berlín, donde por la noche se vivió uno de los momentos más emotivos después de la reunificación, con una alegoría musical, de luz y de paz. Más de dos millones de personas se reunieron alrededor de la Puerta de Brandenburgo para recibir el nuevo milenio. En Hamburgo cientos de miles de personas vieron los fuegos artificiales de mayor envergadura lanzados en toda Europa.

En el Reino Unido, el nuevo milenio fue recibido a las orillas del londinense río Támesis con la inauguración de la cúpula más grande del mundo, ceremonia que estuvo encabezada por la familia real y la cual se vistió de luces y de música.

Dos de los puentes sobre el Támesis debieron ser clausurados poco antes del inicio de los festejos debido a la concurrencia masiva, que la policía estimó en más de tres millones de personas. El primer ministro Tony Blair inauguró la gran ?Rueda del Milenio?, de la cual sin embargo los expertos advirtieron que tiene problemas de seguridad.

Cuando la medianoche llegó a Italia, el papa Juan Pablo II pronunció en el Vaticano la bendición ?urbi et orbi? y los festejos religiosos se mezclaron con los laicos. Previamente, Su Santidad despidió en la Basílica de San Pedro el viejo milenio con sentimientos encontrados y dijo que había razones para dar gracias y también para pedir perdón. En la ceremonia solemne, conocida como el tradicional ?Te Deum?, dijo que toda la humanidad debe recordar que los años, décadas, siglos y milenios pertenecen a Dios.

En Tierra Santa, Jerusalén, las celebraciones de Año Nuevo fueron prohibidas para los judíos, pero en Belén, en territorio de la Autoridad Nacional Palestina, los cristianos presenciaron la liberación de 2 mil ?palomas de la paz?.

Bajo fuertes críticas de la comunidad musulmana, en el Cairo, Egipto, al pie de las pirámides, se desarrolló el ?faraónico? concierto del músico francés Jean Michel Jarre denominado ?Los 12 sueños del sol?.

Con muchos ánimos e igual espectacularidad, en España y Portugal se dio la bienvenida al Año Nuevo, y más allá del Atlántico, en islas del Caribe se hizo lo mismo, pero con más sabor y con ambiente más festivo.

A esta fiebre no escapó Cuba, donde muchos de sus habitantes pudieron celebrar con lechón asado, moros y cristianos y cantidades accesibles de ron y cerveza.

El mayor festejo en el continente americano lo protagonizó Brasil, con impresionante carnaval. Y desde el Aconcáhuac, un puñado de alpinistas subió a las cumbres para saludar desde ahí al mundo en el nuevo día.

Chilenos, uruguayos, peruanos, paraguayos, colombianos y ecuatorianos salieron a las calles para sumarse a la gran juerga, lo cual no pudieron hacer muchos venezolanos que aún cargan con el luto de la reciente tragedia nacional.

Para otros, el fin de milenio se constituyó en una gran fiesta nacional, como para los panameños, quienes celebraron este 31 de diciembre la entrega definitiva del Canal de Panamá.

Más al norte, lejos del bullicio y algarabía que contagiaron con sus festejos los costarricenses, nicaragüenses, hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, en Estados Unidos miles de personas se reunieron en los cuatro parques que integran Disney World, para estrenar el siglo.



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