Investiga PGJDF desaparición de cuadros
El testamento de Olga Azcárraga Madero dividió y enfrentó legalmente a la familia tras su muerte. La mayoría de sus parientes no entendieron por qué decidió destinar la mayor parte de su fortuna a continuar con lo que había sido la obra altruista de toda su vida: apoyar a los sacerdotes que ejercen su apostolado en condiciones precarias de pobreza, a los curas enfermos y a los jóvenes seminaristas de las zonas rurales del país. Para apoyar a los sacerdotes no dejó dinero, sino una colección de 24 pinturas de autores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Rufino Tamayo, Frida Kahlo, Marc Chagal, Francisco Goya, entre otros, que pidió que se vendieran tan pronto como falleciera. Pero el mismo día que falleció Olga Azcárraga Madero, el 21 de noviembre de 2003, Rogerio Azcárraga Madero, dueño del Grupo Radio Fórmula, ingresó a la casa de su hermana y se llevó las 24 pinturas, conforme consta en la averiguación previa FACI/50T2/ 709/04-08. Justo ahí fue que comenzó el pleito familiar. En su testamento, Olga Azcárraga Madero le asignó a su sobrina Patricia Cortina Azcárraga la tarea de cumplir su última voluntad. Patricia, platica en entrevista, que está dispuesta a cumplir con la decisión de su tía, porque para Olga Azcárraga Madero ésta era una forma de retribuirle a Dios una parte de lo mucho que le dio en vida. Pero cumplir con la voluntad de su tía no ha sido fácil. A Patricia Cortina Azcárraga le ha costado distanciarse de su papá, de sus hermanos, de sus tíos y de otras amistades que no están de acuerdo en que el dinero de la venta de los cuadros se destine a fines altruistas y que la ven "como una demente". E incluso su decisión de hacer cumplir la voluntad de su tía la ha llevado a denunciar penalmente a su tío Rogerio Azcárraga Madero de robo, porque asegura que se enteraron de que sacó las pinturas del país y es probable que ya las haya vendido. Para conocer su versión, el reportero buscó al señor Rogerio Azcarrága Madero en varias ocasiones. Pese ello, hasta el cierre de la edición no fue posible obtenerla. Por lo pronto, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) ya investiga qué fue lo qué pasó con las pinturas y si hay algún delito que perseguir. Patricia Cortina recuerda que en un primer momento su tío Rogerio Azcárraga les hizo creer que se iba a encargar de valuar los cuadros para lograr la venta y destinar el dinero al fin que dispuso su tía Olga. En ese momento, dice, estableció contacto con el cardenal Norberto Rivera, porque es la máxima autoridad de la arquidiócesis, para encontrar la mejor forma de canalizar los recursos, los cuales estarían bajo el manejo de una fundación que creó su tía. Al mismo tiempo, el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, buscó la forma de apoyarla porque, antes de morir, su tía le envió una carta al jerarca católico para que ayudara a su sobrina a cumplir con lo que había establecido en su testamento. Curiosamente, agrega Patricia Cortina Azcárraga, a partir de ese momento comenzaron a surgir diversas calumnias que involucraron a su familia, al cardenal y al obispo. Por eso aclara tajante: "Lo que deja mi tía Olga no es para nadie en particular, ni para el cardenal, ni para ningún obispo, ni para ningún sacerdote equis, ni para la familia Azcárraga, ni para la familia Cortina Azcárraga, ni para la familia Cano. Esto es para los sacerdotes más necesitados, los sacerdotes ancianos y los sacerdotes enfermos, pero de los pobres", precisó. "Nosotros agrega la entrevistada siempre vivimos con esa idea, por eso no sé por qué les extraña ahora. Pues sí, qué duro, no recibir la lana y no ser rico, pero nadie tiene necesidad, mi tío Rogerio es muy muy rico y toda la familia tiene dinero, y si no... que se pongan a trabajar; esto es para los sacerdotes necesitados". Patricia Cortina Azcárraga se dice dispuesta a todo, porque "se me hace que es lo justo, porque me siento responsable y porque sí soy una persona muy religiosa y tengo uno de los dones del espíritu santo muy metido, que es el temor de Dios, y sé que cuando te metes en contra de Dios la pagas y la pagan tus hijos, y yo no quiero ni pagarla ni que la paguen mis hijos". "Todo esto precisa es desgastante y no creo que ni a mi tío Rogerio le convenga, porque sí lo meto a la cárcel, definitivamente. Sé que es muy poderoso, yo no soy nadie, yo no tengo ningún poder, no cuento con nadie, no tengo una radiodifusora... tengo mi conciencia, eso es lo único, y con eso hasta dentro, porque esto se hace porque se hace. Ya si pierdo, Dios nuestro señor, va a estar de testigo de que hice todo lo posible para que se llevara esto hasta el fondo, y rezaré por los padres, y ni modo".
Más de 100 millones de dólares
Se estima que el valor de esas obras de arte es superior a 100 millones de dólares.
Las aclaraciones
Para despejar todos los "chismes y calumnias" que se han suscitado, Patricia Cortina Azcárraga aclara las diferentes dudas que ha generado el conflicto con su tío Rogerio Azcárraga. Y para empezar, platica porqué recurrió al cardenal Norberto Rivera Carrera y al obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda.
Largas al asunto
Pero conforme pasó el tiempo, agrega Patricia Cortina Azcárraga, su tío Rogerio le comenzó "a dar largas" al asunto, hasta que se enteraron de que posiblemente ya había vendido las pinturas mencionadas.
No era viejita chocha
Y les recuerda a quienes cuestionan el testamento que su tía "no era ninguna viejita chocha. Era una señora hecha y derecha que siempre nos dijo a toda la familia que los cuadros eran para los sacerdotes".





