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El programa de desarrollo Oportunidades no pudo romper el ciclo de transmisión de la pobreza de una generación a otra en 38.5% de las familias, y poco más de una cuarta parte de las personas en dicho padrón no tuvieron acceso a la alimentación, lo que las colocó en una situación de “inseguridad alimentaria moderada o severa”.

Pese a que el gobierno mexicano, a través del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades, implementó una estrategia para intervenir y atender a las personas que se encuentran en situación de pobreza alimentaria, las condiciones de permanecer en esa situación se repiten en casi 40% de los hijos de los beneficiarios titulares.

A partir de un estudio de desempeño, la Auditoria explica que se dio seguimiento a 443 familias afiliadas a Oportunidades y 38.5% de los hijos de los beneficiarios habían formado nuevas familias que debieron ingresar como nuevos titulares al programa.

Esa situación generó que con Oportunidades “se mantuviera la cadena intergeneracional de la pobreza” en los 12 años.

Asimismo, según la Auditoria Superior de la Federación, entre 2002 y 2013, 63 de cada 100 familias cuyos hijos lograron ingresar al bachillerato no lograron hacer que concluyeran la educación media superior.

Sin atención completa. Asimismo, la auditoria de desempeño determinó que el Programa de Apoyo Alimentario (PAL), instrumentado para mejorar el acceso a la alimentación, no atendió de manera prioritaria a las comunidades rurales que no contaban con ningún apoyo alimentario y tuvo mayor presencia en zonas urbanas.

De las 20.9 mil localidades con índice de rezago alto y muy alto, 12% no era atendido por ningún programa alimentario y en 7.1% el PAL fue la única estrategia alimentaria que dio cobertura a esas localidades.

De igual manera, de las 3.7 mil localidades urbanas, el PAL benefició a 85.9%, mientras que sólo dio cobertura a 25.2% de las comunidades rurales.

La Auditoria recomendó a Oportunidades —actualmente Prospera— realizar cambios en la operación del programa con el fin de atender prioritariamente a las comunidades rurales marginadas que no cuentan con ningún tipo de apoyo.

Además la ASF recomendó a la Coordinación Nacional de Prospera que se cerciore de que la metodología empleada para la renovación del apoyo permita asegurar que las familias que permanecen en el programa necesitan los apoyos.

El organismo también sugirió que se evalúe el impacto de las acciones del programa para romper el círculo intergeneracional de la pobreza.

La titular de Prospera, Paula Hernández, comentó hace unos días que este año se realizará un censo a 800 mil familias a fin de conocer si han mejorado sus condiciones.