Caracterizados por el uso excesivo de violencia en contra de sus rivales y el empleo de redes sociales para difundir asesinatos al estilo de los terroristas de Medio Oriente, Los Zetas superaron al Cártel del Golfo y es otra de las organizaciones quie están clasificadas como hegemónicas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Esta organización se dedica principalmente al tráfico de cocaína, mariguana, así como al robo de combustibles, extorsión, secuestro, trata de personas y “piratería”.

En la estructura de la organización tres de los lugartenientes de Miguel y Omar Treviño Morales son identificados ahora como cabezas del cártel: Maxiley Barahona Nadales, El Contador; Román Ricardo Palomo Rincones, El Coyote y Eduardo Almanza Morales.

Reportes del Departamento de Justicia de Estados Unidos indican que Los Zetas tienen como área de influencia los estados de Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí y Guanajuato.

El poder que alcanzó este cártel en poco más de una década, después de ser un grupo de sicarios fundado por desertores de un grupo elite del Ejército, le permitió en Estados Unidos forjar alianzas con pandillas de ese país, así como con bandas criminales integradas por ciudadanos procedentes de de Honduras, Guatemala y con la mafia italiana conocida como Ndrangheta.

En México, Los Zetas operan con células denominadas “estacas” que tienen un promedio de diez elementos cada una, y están comandadas por un líder local, de quienes no se tienen registros oficiales públicos, pero son blancos de los aparatos de inteligencia.

Ante la rivalidad con el CJNG actualmente Los Zetas se disputan Michoacán, Jalisco, Nayarit, Colima y Guanajuato en cuyos enfrentamientos destacan las armas de grueso calibre y armamento militar obtenido por ambas organizaciones en Centroamérica.