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Lleva a Ayotzinapa por el mundo, en su mochila de viajero

Catalina Díaz| El Universal
Jueves 15 de enero de 2015
Lleva a Ayotzinapa por el mundo, en su mochila de viajero

APOYO. En India, Arturo Santomé realizó protestas contra la violencia e inseguridad que se vive en México. (Foto: ESPECIAL )


politica@eluniversal.com.mx

Arturo Santomé estudió Relaciones Internacionales y trabajaba con su papá. Un día se dio cuenta que no era la vida que él quería y decidió renunciar. Su viaje por construir la persona que quería ser lo llevó a 15 mil 300 kilómetros de México.

Vendió casi todo lo que tenía y compró un boleto a Tailandia para el 7 de octubre. Llegó con la idea de recorrer el sureste asiático con una mochila en la espalda y siguiendo las rutas que no aparecen en la mayoría de las guías turísticas.

Antecedentes

El 26 de septiembre se reportó una balacera en Iguala, había heridos. La información era confusa. El 27 de septiembre apareció un cadáver desollado en un camino poco transitado, como a media hora de donde había ocurrido la balacera. Era Julio César Mondragón.

La balacera dejó seis muertos: dos normalistas, un jugador del equipo Avispones de Chilpancingo, un menor, una mujer y un chofer de taxi.

La policía de Iguala, Cocula y los sicarios de Guerreros Unidos habían secuestrado a 43 normalistas por órdenes del edil de Iguala, José Luis Abarca.

Activismo en el extranjero

Santomé escuchó la noticia sobre los normalistas, pero con los preparativos del viaje no puso más atención.

Llegó a Bangkok el 9 de octubre. Recorrió algunos lugares de Tailandia. Siguió su camino hacia Indonesia. A veces tenía señal, otras no —una constante durante estos tres meses de viaje—; estando allí se enteró a través de las redes sociales de lo ocurrido con los estudiantes.

Buscó una forma de demostrar su inconformidad: tomaría fotos de protesta y le explicaría a la gente qué pasaba en México: con la violencia y las violaciones a derechos humanos.

“Fue una oportunidad de decir que ya estamos cansados. No sólo es Ayotzinapa, es todo... la política, el miedo de ir [viajar] por tu propio país, la violencia, la impunidad y la impotencia de que no pasará nada. De que en México no hay justicia”.

Arturo se dio cuenta que los mexicanos nos hemos acostumbrado a la violencia familiar, social, política, económica. “Lo vemos normal y en el mundo no es así”.

Mientras estaba en el volcán Bromo, en Java, Indonesia decidió tomar la primera foto de protesta y difundirla en redes sociales. Lo acompañó con un mensaje. Leía lo que pasaba y sentía ganas de estar en México, marchando.

Llegó a Nepal el 18 de noviembre. Allí decidió protestar en una primaria. El futuro de Nepal.

“Le expliqué a los maestros y a los niños que en mi país las mafias aliadas con el gobierno matan personas. Y, en este caso, estudiantes como ellos. Y que el gobierno no hace nada. Ellos aceptaron entonces dejarme desplegar la manta”. La foto se difundió en las redes el 25 de noviembre.

Su siguiente meta fue ir al campamento base del Everest. Allí, en uno de los lugares más altos del mundo, volvería a protestar simbólicamente.

Decidió que no sólo había que pedir justicia para Ayotzinapa, había que pedir justicia para México. Que la violencia, inseguridad, corrupción debían terminar. “Quisiera regresar a México y encontrarlo diferente, poder confiar en la gente: en un policía, en un político que me representa”, dice a EL UNIVERSAL.



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