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En México, la corrupción ha permeado en todas las instituciones políticas y de gobierno, como una epidemia que pareciera no tener cura, de acuerdo con el editorial que publica el semanario católico Desde la Fe.

Y advierte que nuestro país atraviesa una severa crisis de corrupción política, que pone en juego al sistema, “de tal suerte que, o se busca pronto la manera de erradicar la corrupción, o en poco tiempo nuestra débil democracia quedará hecha añicos”.

El editorial titulado El inaplazable combate a la corrupción, afirma que el país está gravemente herido e infectado de una bacteria que tiene a la democracia al borde de la muerte: la corrupción, una práctica habitual que se ha convertido en “algo natural”, al grado de constituir una condición personal y social relacionada con la costumbre, critica el artículo.

Y es que, como escribió Gabriel Zaid en su libro La economía presidencial, “la corrupción no es una característica desagradable del sistema político mexicano: es el sistema”, subraya el texto al citar al filósofo católico.

En cuanto a las causas de este mal, indica en su análisis la Iglesia, “se pueden resumir primeramente en una falta de control de los servidores públicos que, por ser parte del sistema, se creen con derecho a infringir la ley con descarada impunidad”.

Por otro lado, comenta, está la justicia supeditada al poder político, “de ahí los escandalosos favores e indultos de los que continuamente somos testigos los mexicanos”, destacó.

Advierte que si se busca avanzar como país, el primer combate que se debe emprender es en contra de la corrupción, que es la causa del desarrollo del narcotráfico y el crimen organizado, de la desigualdad y del debilitamiento de las instituciones.

Aumenta la desesperanza. Asimismo, el editorial destaca que este mismo fenómeno es responsable de la “pésima procuración de justicia que favorece la impunidad, y aumenta la desesperanza en los mexicanos”.

La solución a este flagelo “debe pasar necesariamente por estrictos controles de corrupción, tanto precautorios como punitivos, además de otras medidas más rigurosas como la exigencia a los partidos políticos para que eliminen la corrupción al interior de sus instituciones, so pena de recibir un castigo en las urnas por parte de la sociedad”, recomienda el clero.

“Si hay voluntad política, la depuración de funcionarios y militantes corruptos debe comenzar cuanto antes, y ésta debe ser una labor inaplazable”, sostiene el documento.

Recientemente, recuerda el editorial, el Papa Francisco, en su discurso ante la Asociación Internacional de Derecho Penal, advirtió sobre los graves daños sociales que provoca la corrupción en el manejo de los recursos públicos, en las operaciones comerciales y financieras, e incluso en las negociaciones particulares, y llamó a combatir con mayor severidad todas las formas de corrupción, principalmente los grandes fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal de la administración.

El reto es ingente —afirma el semanario—, pues como también ha señalado el Santo Padre, “existen pocas cosas más difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto… pues el corrupto se cree un vencedor, no conoce lo que es la fraternidad o la amistad, sino la complicidad y la enemistad”.