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Tixtla, Guerrero.— Don Eleucadio Ortega anda con prisa por la normal de Ayotzinapa, alista su mochila, una gorra de los Raiders y chamarra, pero sobre todo presume un machete recién afilado.

“Ya me urge irnos al monte. Siento que sí los vamos a encontrar, porque no hay de otra, el gobierno no nos hace caso, se hace tonto”, dice el padre de Mauricio Ortega, estudiante de la normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, una de las 43 víctimas de desaparición forzada desde el pasado 26 de septiembre en Iguala.

“¿Y de comer, qué lleva?” —se le pregunta al hombre de la Montaña Alta y responde: “A ver dónde nos dan”.

Otro de los padres, dice que lleva totopos (tortillas secas) en una bolsa de plástico, también se alista para subir a los camiones que ayer salieron a la ciudad de Iguala, en caravana, como parte de los esfuerzas de los padres de familia para localizar a sus hijos.

A las 15:20 horas ocho autobuses, 10 camionetas, una de ellas repleta con víveres, salieron de Ayotzinapa para llegar como primer punto a Iguala, donde se cometió la agresión en contra de los jóvenes.

Las brigadas están formadas por padres, alumnos, policías comunitarios de Temalacatzingo y Olinalá; observadores de la CNDH y organizaciones sociales que llegaron a esa ciudad a las 17:00 horas donde pasaron la noche.

Se tiene planeado que este jueves, entre las 06:00 horas, las caravanas salgan hacia la sierra norte de Guerrero, a buscar a los jóvenes en una zona dominada por los grupos criminales y donde se cultiva la amapola.

De acuerdo con Felipe de la Cruz, vocero de los padres, los recursos económicos para esta búsqueda ciudadana —que sería de cinco días— fueron aportados por la sociedad que está cansada de los atropellos del gobierno.

“En México y en el extranjero hay mucha gente que nos apoya, nosotros tenemos un número de cuenta bancaria del Comité de Padres de Familia y a través de ellos nos están apoyando. Hasta ahorita no podemos decir cuánto hemos invertido para la búsqueda porque cada quien trae lo suyo, viene con sus cosas y con sus alimentos”.

Los padres llevaban cobijas, sarapes, machetes, lámparas, botas para la montaña. Otros cargaban agua en bidones, comida enlatada. Algunos llevan radios de onda corta para comunicarse.

También los acompañan la Policía Comunitaria de Temalacatzingo y Olinalá, quienes llegaron armados con escopetas para cacería, machetes y resorteras, así como estudiantes de la UNAM, del colectivo Marabunta, que llevan equipo de alpinismo y primeros auxilios.

Vidulfo Rosales, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinolla, explicó que en Iguala se reunieron con los grupos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) para definir la ruta de la búsqueda y que por seguridad no será revelada. Saben que el mayor peligro que pueden encontrar son los grupos criminales.