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El representante de México ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), Jorge Lomónaco, asegura que en el país la violación de las garantías fundamentales a nivel federal no es la regla sino la excepción.

En entrevista con EL UNIVERSAL señala que el caso de la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa, así como la ejecución en Tlatlaya deja ver que la violación a los derechos humanos en México continúa, pero cada vez menos y los casos no quedan en la impunidad.

Dice que ante los hechos de Tlatlaya y Ayotzinapa lo más importante es que no hay impunidad. “Mientras están en marcha las investigaciones no hay impunidad. Cuando termine podemos discutir si hubo impunidad o no”.

Anuncia que en los próximos meses —probablemente en marzo—, se firmará un acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a fin de que su representación en el país actúe bajo nuevos mandatos.

Estos nuevos lineamientos fortalecerán la cultura del respeto a las garantías individuales pero en los estados, pues a nivel federal “ya se nos ha enseñado a pescar”, señala.

“El desarrollo de capacidades en México ha sido desigual, ha sido enormemente exitoso a nivel federal y menos a nivel local, entonces nuestro deseo es canalizar la contribución de la oficina sobre todo a desarrollar las capacidades a nivel estatal, local y municipal porque ahí es donde más se necesita”.

El diplomático señala que una sociedad civil en México que reclama y acusa todo el tiempo es necesaria, y también es producto de la colaboración con la Oficina del Alto Comisionado, que ha contribuido a la elaboración de manuales, normas y leyes.

Recuerda que hace 13 años se instaló la oficina en México como un caso excepcional, porque el gobierno pidió que se estableciera en el país, y no como todas las adscripciones en el mundo, que fueron abiertas por mandato del Consejo de Derechos Humanos o por el propio alto comisionado.

—¿Cuál ha sido el valor de la presencia de la oficina?

—El desarrollo de capacidad, es un poco como el proverbio chino, no es darnos los pescados, sino enseñarnos a pescar. Y si vemos el récord de lo que se ha hecho en estos años, es impresionante, incluyendo haber contribuido al desarrollo de una sociedad civil muy vibrante, muy presente y demandante que es fundamental para el respeto a los derechos humanos.

Reconoce que México no tiene un récord perfecto de cero violaciones a los derechos humanos, por lo que la evaluación hecha por el organismo internacional y el gobierno mexicano deja en claro que es el momento de que la oficina se transforme.

“Consideramos, de manera conjunta con la Oficina del Alto Comisionado, que ha llegado el momento de transformarla o de especializarla”, dice.

Comparten experiencia

El segundo elemento de importancia que se contemplará en las nuevas tareas de la Oficina del Alto Comisionado será utilizar la experiencia conjunta con México como parte de un esquema de cooperación Sur-Sur, y compartir con otros países que están iniciando las buenas prácticas concretamente en derechos humanos.

Este conocimiento mexicano podría llevarse a países vecinos e incluso también a otros continentes. “Hay conversaciones sobre si algunos países del Medio Oriente pudieran tener la experiencia de México, que podría ser útil a un país como Egipto o Qatar”, dice.

El diplomático no descarta que esta cooperación Sur-Sur pueda desarrollarse en países de Centroamérica y El Caribe, pero precisó que no hay conversaciones sobre si Cuba pudiera ser uno de los países beneficiados.

“Esta experiencia [instalación de la Oficina del Alto Comisionado] ha sido muy positiva como proceso que es exportable a otros países y eso está muy en la consistencia con la voluntad de ubicar a México como un actor oferente de cooperación, más allá de los ámbitos donde nos sentimos cómodos, ahí está la contribución a la crisis financiera no sólo en especie de Siria, en Turquía, en Líbano y Jordania”, subraya.