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"Mi esposa ya no me aguantó"

Esteban David Rodríguez e Irma Mejía| El Universal
Miércoles 24 de junio de 2015

La familia Monreal Ávila mantiene el control de mil 400 hectáreas de tierra de labor, de cuatro ranchos agrícolas, de plantas agroindustriales, gasolineras y fincas residenciales. En la imagen, aduana de ingreso a Conde de Santiago de la Laguna Juan Ortega/ EL UNIVERSAL

La superficie del rancho Puebla del Palmar, ubicado en el municipio de Fresnillo, suman 126 hectáreas, de las cuales 17 están a nombre del morenista Ricardo Monreal Juan Ortega/ EL UNIVERSAL

Además 52 al de su hija Edna Catalina, 24 al de su hermano, el senador del Partido del Trabajo (PT), David Monreal. Sus otros hermanos tienen: Eulogio, 16 hectáreas; Rodolfo 12 y Cándido 5 Juan Ortega/ EL UNIVERSAL

Residencia Bonaterra, donde María de Jesús Pérez de Monreal es propietaria de una casa en este pequeño y exclusivo fraccionamiento privado Juan Ortega/ EL UNIVERSAL

Ingreso al Club de Golf de la ciudad, el de mayor auge en Zacatecas, donde la familia Monreal posee una residencia Juan Ortega/ EL UNIVERSAL

Fachada de la vieja casa de Fresnillo, ubicada en la calle de la Luz 105, donde los niños Monreal ayudaban en la preparación de insumospara el negocio de aguas frescas que tenían su padres en el mercado municipal. (Foto: JUAN ORTEGA. EL UNIVERSAL )

Ricardo Monreal asegura que él y su familia han dedicado su vida a las lides políticas, lo que le ha dejado sinsabores, como su reciente separación, y afirma que sus propiedades son fruto del trabajo de años


Fresnillo, Zacatecas

Al noroeste de Plateros del Santo Niño, sobre un amplio valle de tierra rojiza se extiende una carretera con pretensiones de autopista, cuya ruta solitaria es bordeada por extensos pastizales desgastados por la sobreexplotación ganadera y las sequías que a veces castigan la comarca durante años.

La aridez se extrema al pasar la ranchería Las Mercedes, pero al cabo de 12 kilómetros de trayecto reverberan a lo lejos los verdes indicios de un vergel inesperado. Tiene nombre tropical, rotulado en un señalamiento: Puebla del Palmar. Es la tierra de los Monreal.

Un atardecer de 1997, en el corazón de esa inmensidad, Felipe Monreal Huerta, cerca de sus 60 años de edad, padre de 14 hijos, se halla literalmente solo. Acaso lo acompaña la fe que le profesa al Santo Niño de Atocha, de cuya orden secular ha tenido el grado de celador. El hombre padece ya cáncer de cadera.

Telefonea al Distrito Federal, donde su hijo David coordina las delegaciones de Profeco. Le dice: “No sé si seguir o no. Creo que ya no tiene caso. A lo mejor tengo que buscarme algo o a alguien. Estoy solo, hijo, ¿a qué le tiro?”

Cuenta el senador David Monreal Ávila, en entrevista con EL UNIVERSAL, que “aquella tarde de nostalgia”, después de la llamada, dejó inconcluso su examen de maestría, buscó un vuelo y se fue a ver a don Felipe. No volvió al DF sino para renunciar, como a los 10 días.

Por entonces su hermano Ricardo se aprestaba a la campaña por la gubernatura de Zacatecas, Susana aún militaba en el PRI, donde era directora de Información Financiera del Comité Estatal; Rodolfo y Saúl comenzaban a incursionar en la política de Fresnillo.

David dice que él no abandonó la casa paterna a pesar de sus cargos en dos gobiernos priístas, en la gubernatura de Genaro Borrego y en la alcaldía de Javier Suárez del Real: “Cuando mi padre enfermó, mis hermanos, todos, salieron. Yo me arraigué más y me aquerencié mucho con él, por decisión personal. Me quedé en mi rancho, en mis negocios y los de mi padre”.

Ingresos frescos

El “algo” que buscaría don Felipe Monreal “para poder seguir” no sería otra cosa que la política: quería ser diputado. Tenía méritos propios. No por nada había fundado la familia política contemporánea más poderosa de Zacatecas.

Hijo de don Manuel Monreal, líder agrarista y comisariado ejidal, y de doña Natividad Huerta, Felipe fue dirigente campesino desde la década de los 50 del siglo pasado. En los 60 fue líder municipal y estatal de las colonias agrarias, dirigente de locatarios, líder del sector popular priísta, regidor de Fresnillo. Todo empezó en la vendimia semifija en esta cabecera.

Dedicado a sus tierras y a la política, don Felipe requería ingresos constantes en Fresnillo. Sus hijos aún no podían ayudarlo a hacer productivas las tierras, por más que ya les enseñaba.

Así que instaló un expendio de aguas frescas y otro de leche con chocolate, “chocomiles”, en el mercado al aire libre de esta ciudad. Al margen de las eventuales ganancias de las cosechas, la familia obtendría recursos cotidianamente, sin depender de aquellas. Además, podría mantenerse la casa de Fresnillo —que aún conservan— para que los chicos eludieran el viaje de 20 kilómetros desde la plantación hasta la escuela.

Los muchachos ayudaban a su mamá, doña Catalina Ávila Alvarado, quien atendía el negocio. “Nos tocaba a los más chicos lavar vasos, ir a los mandados, a traer limón, azúcar, piña”, recuerda David. Eran dos puestos muy concurridos, de mucha venta, porque los refrescos no eran muy acostumbrados”.

Besos y orfandad

Los puestos semifijos se mudaron al Mercado Hidalgo de esta ciudad en 1964. Convertido en doble locatario y con los espolones ya crecidos de líder agrario, don Felipe extendió su acción política a la zona urbana.

“Nos citaban en la Unión de Comerciantes en Pequeño, y en las reuniones él pedía la palabra repetidamente”, recuerda don Rito Méndez, uno de los pocos locatarios de aquella época que aún despacha verduras en el mercado. “Ahí empezó en la política Felipe Monreal, de ahí salió regidor, pero ahora hasta su hijo Ricardo dice que vendía limones aquí. Será porque como adulto uno no le pone atención a los chiquillos, pero yo no me acuerdo de él”, dice a EL UNIVERSAL.

David Monreal sí lo recuerda. En los pasillos de ese mercado, al mediar los 70, vivió sus fulgores inaugurales el amor juvenil de Ricardo Monreal Ávila y María de Jesús Pérez Guardado, a quien la familia llama Marichuy.

“La familia de ella llega a Fresnillo —recuerda el senador petista— por invitación de mi padre, que era compadre y amigo del papá de Marichuy, al que insistía: ‘Tráigase a su familia para acá, don Juan’. De hecho, el primer expendio de chocomiles de Marichuy y su familia en el mercado Hidalgo se los vendió mi papá”.

Transcurría ajetreada pero segura la vida de los Monreal, cuando ocurrió el suceso que los marcaría: la muerte de doña Catalina Ávila, a los 10 días del nacimiento de su hijo Saúl. Había sido una mujer trabajadora, que además estuvo encinta por 126 meses, los necesarios para parir 14 hijos. Es decir, 10 años y medio de los 37 de su vida. El último parto no lo aguantó.

Todo cambió. Siendo tantos hermanos, dice Ricardo Monreal, comían en dos turnos. David recuerda a don Felipe aprendiendo a hacer huevos, frijoles, caldo para sus hijos, y a uno de los trabajadores de más confianza del rancho, que lo ayudó a cuidarlos: “Había un niño de 10 días, otro de dos años, otro de tres, etcétera. Los mayores, Ricardo, Cándido y Leticia, se fueron poco después del año, estuvieron acompañándonos en la orfandad muy poco tiempo, porque en Fresnillo sólo se impartía hasta primer año de preparatoria, el resto tenía que ser en Zacatecas”.

El cambio sería radical. “Recuerdo una infancia feliz hasta la muerte de mi madre”, dice David, quien entonces tenía 7 años. “Tenías tu alimento, tu ropa limpia, los fines de año tu regalito, tu estreno. Cuando mi madre falta vienen muchas carencias, de cariño, de alimento, de ropa. Entiendes a distancia que tu padre se ocupaba de otras cosas, aunque desatendía algunas más simples de las que dependías”.

Nupcias y poder

Recibido de abogado y siendo regidor de Fresnillo, con 25 años de edad, Ricardo Monreal se casó en 1985 con María de Jesús Pérez. Parecían dejar atrás tiempos difíciles: Ricardo la orfandad, y Marichuy la prisión de su papá.

En 1976, el padre de ella, Juan Pérez Martínez, fue arrestado en Ciudad Juárez, Chihuahua, por tráfico de estupefacientes. Hallado culpable, fue trasladado a las Islas Marías, donde purgó una condena. Ya a principios de los 80, su hijo, Juan Pérez Guardado, cuñado de Ricardo, estuvo preso por un delito semejante, en Reynosa. Además, dos hermanos de Marichuy fueron asesinados en años posteriores.

El éxito político dio reconocimiento a los Mon-real. Hacia el final de la primera década del nuevo siglo habían sumado dos regidurías y dos alcaldías en Fresnillo; una diputación local, dos diputaciones federales, tres senadurías, la gubernatura, y habían manejado dentro y fuera de Zacatecas las franquicias del PRD, PT y MC.

A la fortuna política se aparejó el crecimiento económico de los Monreal: más tierras, más ranchos, gasolineras, además de las posesiones de la familia en Zacatecas, Jalisco y Distrito Federal. Un antiguo operador político de la izquierda zacatecana confía que Cándido ha sido el encargado de los negocios familiares.

Ricardo Monreal explica en entrevista con EL UNIVERSAL que la familia pasó dificultades económicas durante su niñez y adolescencia, pero que las cosas comenzaron a mejorar “cuando nos hicimos profesionistas, cuando comenzamos a trabajar cada uno por su lado”.

—Además de la política y la agricultura, ¿hay alguna otra orientación en la familia, hacia los negocios, por ejemplo? —se le pregunta.

—No hay nadie que se dedique a los negocios. Hay profesionistas, doctores, maestros; una de mis hermanas trabaja en el IMSS —responde.

Así, Monreal asegura que las propiedades de su familia se deben al intenso trabajo político que ha hecho durante toda una vida. Y que ello le ha costado incluso la separación de su esposa, quien lo alejó de su lado hace un año.

“No es fácil aguantar un matrimonio con un político, y menos como yo, que soy muy absorbente, me dedico a esto desde las siete de la mañana hasta la una de la mañana. Mi esposa ya no aguantó, ya no quería que yo siguiera en esto. Sí (ha sido muy duro)... Lo que pasa es que está de por medio tu deber, tu responsabilidad social...”, cuenta Ricardo.

El episodio “Z”

El 22 de enero de 2009, el Ejército ingresa a la Deshidratadora de Chile San Felipe, ubicada en la carretera Fresnillo-Sombrerete. Decomisan 14 mil 557 kilos de mariguana, básculas, moldes de empaquetado, cajas con semillas de amapola. Detienen a dos empacadores presuntamente al servicio de Los Zetas. Otros escapan.

Autoridades federales establecieron que era una propiedad de Cándido y David Monreal, y de su sobrina María de Jesús Monreal Pérez, hija de Ricardo. El golpe habría derivado de una denuncia anónima de noviembre de 2008.

En los cinco días subsecuentes, David y Ricardo dicen que la droga fue sembrada, que es parte de “la guerra de lodo” de Amalia García, entonces gobernadora. Ricardo dice que la propiedad no es de David ni de María de Jesús desde 2006. Ricardo se exaspera cuando se le recuerdan sus dichos. Entrega una exoneración de su hermano Cándido, concedida por la PGR: “No se ha logrado justificar ni tan siquiera en forma presuntiva que Cándido Monreal (…) haya intervenido en la producción del estupefaciente”.

David dice que un contacto policiaco lo alertó del hecho.

—¿Con qué tiempo de anticipación lo supo? —le preguntamos.

—Primero, con 15 o 20 días; ¡no!, meses a lo mejor, un mes antes, sí. Formulamos una denuncia ante la PGR: ‘Oye, en la propiedad fulana de tal me dicen que van a sembrar droga, y sé que se trata de una guerra sucia. (…) ¡Está el documento!, tenemos información de que nos van a sembrar droga en una de nuestras propiedades’. En ese entonces no sabíamos en cuál.

—¿No es difícil sembrar casi 15 toneladas?

— ¡N’ hombre! ¡Qué difícil! ¡Si los transportan en camiones del Ejército! Y en camiones de muchas cosas…

—Siendo usted, como era, alcalde de Fresnillo, ¿no monitoreó las propiedades tras el aviso?

—¡No! ¡Porque no creí que hubiera tanta perversidad! Inclusive ni creía, eh, no iba a hacer nada, pero me dicen que no desestime…

Expediente Guardado

Como los Monreal, los Guardado Méndez tienen deshidratadoras de chile. Son primos de Marichuy y tíos de María de Jesús Monreal Pérez. En 2009, Juan Carlos Guardado fue compañero de fórmula de David Monreal. De modo que era el alcalde suplente de Fresnillo.

Un espectador de primera fila en ese proceso político, que pide el anonimato, confía que Juan Carlos Guardado hizo mucho más por los hermanos Monreal que pintar bardas: “Simplemente financió la campaña de David, y jamás fue correspondido como esperaba”.

El 2 de febrero de 2011 desapareció Juan Carlos Guardado, junto con su chofer, Francisco Vázquez, cuando viajaba de esta ciudad zacatecana a Mazatlán, Sinaloa. En abril de 2013 la PGR desarticuló un plan para asesinar a los hermanos Ricardo, David y Saúl Monreal. El autor intelectual era Arturo Guardado.

—¿Por qué dijeron que usted había intervenido en la desaparición (de Juan Carlos)?

—No creo que lo hayan dicho ellos —responde Ricardo Monreal—. Lo filtró gente de mala fe, la perversidad de muchos medios. Intervine, fui a hablar con el juez y le pedí que si podía lo liberara, firmé cartas de buena conducta. Cuando salió libre vinieron a agradecerme.

El sueño no cumplido

Don Felipe, el patriarca de los Monreal murió en noviembre de 2002 sin haber cumplido su sueño de la diputación.

Ricardo Monreal reconoce que su padre había ganado todas las encuestas para postularse. De hecho, don Felipe se las presentó en su escritorio a su hijo, entonces gobernador.

—¿Y por qué no lo dejó? —le preguntamos.

“No acepté, porque si así me traen, si él hubiera sido diputado siendo yo gobernador, no me la acabaría ahorita. Ganó la encuesta y con mucho, porque era un líder muy querido”.

El jefe delegacional electo de Cuauhtémoc, y tempranero precandidato a la jefatura de Gobierno del DF por Morena, su partido del momento, ahora respalda a su familia abiertamente, pues acudió muy animoso al cierre de campaña de su hermano Saúl, que buscó una diputación federal (PT) por el distrito I de Zacatecas, con cabecera en Fresnillo. Aún pide un recuento voto por voto y casilla por casilla.




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