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CIUDAD DEL CARMEN, Camp.— José Manuel Hernández e Isabel Carrillo son dos de los trabajadores que han tenido que padecer las arbitrariedades e ilegalidades de Oceanografía, asegurada por la Procuraduría General de la República el 28 de febrero pasado.

Las causas: salarios atrasados, malos tratos, falta de pago al Infonavit y aportaciones al Seguro Social muy por debajo de los sueldos que perciben.

Pero, además, tuvieron que hacerse exámenes médicos por un monto cercano de tres mil a cinco mil pesos anuales en una torre médica que Oceanografía les indicaba, así como en los laboratorios clínicos San Diego. Si no provenían de ese lugar, se las rechazaban.

Ambos trabajadores acusan que no les aceptaban exámenes de instituciones públicas y que esa instrucción apuntaba a beneficiar a personas en específico.

Antonio Fourzán Vázquez, de los laboratorios clínicos San Diego, reconoce que ellos prestaban el servicio a los empleados de la naviera por un costo de 800 pesos.

Rechaza que haya habido un convenio directo con alguna persona de Oceanografía, así como una relación de familia o personal. En la torre médica a la que acudían les hacían placas radiográficas, audiometrías, evaluación del oftalmólogo y cardiólogo, entre otros.

Siguen pagos

Empleados de Oceanografía hicieron ayer larga fila soportando el calor para ingresar a una pequeña oficina donde personal de la empresa y del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes daba respuesta a la falta de pagos desde diciembre.

Aportaciones al Infonavit y afiliación al IMSS, así como aguinaldo y utilidades son temas que “se irán viendo”, les dijeron.

Tampoco les precisaron si seguirían firmando cada determinado tiempo con empresas outsourcing su relación laboral, lo que les implica no generar antigüedad.

José Manuel Hernández es especialista pintor desde hace dos años y trabaja en altamar.

Aún le deben 20 mil pesos, pero hoy no tiene ni para regresarse a Huimanguillo, Tabasco, donde vive. Buscará trabajar estos días o pedir prestado para regresar en 15 días, pues le dijeron que hasta esa fecha se podría verificar si procede o no su pago.

A Isabel Carrillo ya sólo le deben la primera quincena de febrero, porque el 18 su jefe lo despidió de manera injustificada. Varios están igual. Ha tenido que apretar los gastos al grado de comer sólo frijoles y huevo. Vive al día. Decenas como Isabel y José Manuel expusieron sus problemáticas con la incertidumbre de que la empresa se enderezará y podrán seguir contando con el sustento diario.