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Ayer no hubo un desfile en la calle que encabezara el Presidente de México, como ocurría antaño. Pero a la una de la tarde los líderes de los sindicatos más importantes del país ya estaban ahí, listos para celebrar el Día del Trabajo en la residencia oficial de Los Pinos.

Por primera vez se encontraron en la casa presidencial los sindicatos leales al PRI como la CTM, la CROC, la CROM, los burócratas y maestros, con los dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), vinculados a Andrés Manuel López Obrador.

Contrastes en el Salón Adolfo López Mateos. Unos de chamarra de cuero, algunos más con pantalón de mezclilla y camisas de vestir, pero de manga corta, sin corbata. Otros con trajes lujosos y relojes de oro, lentes de sol.

Esperaban en el presídium, en una esquina la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, platica con Yoloxóchitl Bustamante, directora del IPN, y con el senador Ernesto Gándara, detrás de ellos Juan Díaz, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con Humberto Ojeda Silva, del Congreso del Trabajo.

En otro grupo los empresarios liderados por Gerardo Gutiérrez Candiani, y más allá, en la otra esquina Joel Ayala, senador y líder de los burócratas platicaba con Joaquín Gamboa Pascoe, de la CTM, y con su compañero de bancada Isaías González Cuevas. El rector de la UNAM, José Narro esperaba en su lugar.

Así, los laboristas de izquierda siempre alejados de los sindicalistas del movimiento obrero organizado del PRI. El presidente Enrique Peña Nieto ingresó al salón Adolfo López Mateos y los sindicalistas de izquierda y priístas aplaudieron de pie.

Cerca del mandatario los secretarios de Gobernación y de Hacienda, Miguel Angel Osorio Chong y Luis Videgaray. A su paso, saludó de mano de Francisco Hernández Juárez, líder de telefonistas y de la dirigencia colegiada de la UNT, y abrazo de Gamboa Pascoe, dirigente de la CTM.

Ocuparon sus lugares y presentaron a los integrantes del presídium. Primero al presidente Peña Nieto, quien saludó de pie.

Luego el dirigente cetemista, Gamboa Pascoe, quien desde su lugar extendió los brazos y, como los viejos políticos, dio las gracias a todo el sillerío.

Se escuchó un grito de abucheo, fue la única protesta, pero para el líder de los ferrocarrileros en el país, Víctor Flores.

Entonaron el Himno Nacional. Vinieron los discursos. Cada aplauso para Alfonso Navarrete, secretario del Trabajo, era iniciado por Gamboa Pascoe.

Sentado a la derecha del presidente Peña Nieto, el longevo líder le hablaba al hombro al mandatario. Desde el sillerío, Agustín Rodríguez, líder del sindicato de la UNAM, y algunos de sus colaboradores —una de ellas vestida con una casaca roja con las siglas de su sindicato en una esquina— seguía el discurso discreto.

Fue el turno de Peña Nieto. Aplausos. Concluyó el evento. Los dirigentes sindicales salieron del Salón. En la puerta, un lujoso automóvil esperaba a Gamboa Pascoe, mientras los demás se retiraron caminando.