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México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), aseguró que se mantiene al pendiente de cualquier situación que pueda surgir al norte de la frontera relacionada con posibles operativos a cargo de grupos civiles armados en contra de migrantes mexicanos.

La Cancillería expresó su rechazo a cualquier práctica fuera de la ley que afecte a la población migrante dentro y fuera de su territorio.

EL UNIVERSAL publicó ayer que una coalición de grupos antiinmigrantes denominada Patriotas lanzó un llamado a organizaciones de Arizona y California para unirse a alrededor de 500 personas que operan en Texas, a fin de sellar la frontera con México y evitar que continúen ingresando menores ilegales a territorio estadounidense.

Aduanas y Protección Fronteriza y el Departamento de Seguridad Pública de Texas rechazaron este tipo de convocatorias, mientras que la Guardia Nacional hizo un llamado a unirse a ella antes de actuar fuera de la ley.

“En el marco del diálogo y la cooperación que se mantiene con las diversas autoridades de Estados Unidos, esta Secretaría está en contacto con ellas”, señaló Relaciones Exteriores.

Defenderán propiedades

De acuerdo con el vocero Denice Freeman, los vigilantes civiles buscan defender propiedades privadas ante la presencia de narcotraficantes, pandillas como la MS-13 y migrantes.

Agregó que esperaba que los miembros de la milicia sean visibles en las comunidades fronterizas, incluyendo el Valle del Río Grande, en las próximas semanas, e hizo hincapié en que el comandante de la operación, Chris Davis, está advirtiendo a los miembros contra cualquier uso de la violencia.

Los acusan de invadir EU

Sin embargo, en un video de 21 minutos que subió Davis a YouTube, el comandante acusa a los migrantes de “invadir” Estados Unidos y afirma que es tiempo de defender la soberanía nacional. Se pregunta: “¿Cómo?” —y responde: “Usted ve a un ilegal, apunta su arma hacia él justo entre los ojos y le dice: ‘Cruza la frontera de regreso o te dispararé’”.

En 2005, el grupo Minutemen desplegó a un centenar de vigilantes fronterizos para impedir el ingreso de migrantes indocumentados en la frontera de Arizona, Estados Unidos con Sonora, México. Los consulados fronterizos estuvieron dando seguimiento a estos grupos, los que sin embargo tuvieron únicamente un impacto mediático más que de contener el flujo migratorio indocumentado.