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Entre matorrales, en pleno corazón serrano del famoso Triángulo Dorado —como se conoce a la región que comparten Durango, Chihuahua y Sinaloa— un día de 2009, todos los datos de inteligencia federal apuntaban a que ahí estaba el líder del cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán.

“Se acababa de ir. Lo que encontraron fue el café caliente de El Chapo”, relata una persona integrante del gabinete de Seguridad Nacional del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.

Documentados con diversas fuentes hubo al menos cuatro momentos en los que eludió el asedio. Quienes conocen de esos hechos relataron que el viernes 7 de agosto de 2009, elementos del Ejército hallaron en Tamazula, Durango, sólo unos pantalones Levis, presumiblemente de El Chapo, así como un altar a la Virgen de Guadalupe y una foto de quien al parecer fue su padre, un ex militar.

Se presume que el 22 de julio de ese mismo año hubo un enfrentamiento en la sindicatura de Quilá, en el ejido El Melón, del municipio de Culiacán, Sinaloa.

Existe otra versión de un tercer intento el 14 de octubre de 2010, del cual el líder del cártel de Sinaloa pudo escapar, esta vez en Alchichica, en el municipio de Tepeyehualco, en Puebla.

Guillermo Valdés, ex director del Centro de Investigación Nacional, recordó un intento de captura de Guzmán Loera en enero de 2012 en Los Cabos, Baja California Sur.

Él procurador Jesús Murillo dijo que el lunes pasado, El Chapo eludió el cerco, pero ayer no pudo más.