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Periodismo de investigación. #perrhijos de la calle

Valentina Pérez Botero y Karla Casillas| El Universal
Viernes 07 de febrero de 2014
<b> Periodismo de investigacin. </b> #perrhijos <b>de la calle</b>

CIVILIDAD. Por medio de un letrero se conmina a los propietarios de canes a no dejarlos sueltos. (Foto: YADÍN XOLALPA EL UNIVERSAL )

17 millones de canes no tienen dueño; expertos de la UNAM observan que la adopciónva al alza

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“Perros asesinos de Iztapalapa”. Los titulares de los periódicos resumieron la noticia que consternó al Distrito Federal las primeras semanas de 2013: una jauría de perros callejeros fue acusada del homicidio de cuatro personas. Aunque las muertes quedaron opacadas por la peculiaridad de sus presuntos asesinos, el hecho abrió la discusión sobre la creciente población de animales de la calle. Tal aumento no ha podido detenerse, ni sus efectos mitigarse.

En cinco años, de 2008 a 2013, la población canina en el país aumentó 7 millones, de acuerdo con datos de Euromonitor, empresa de estudios de mercado, hasta llegar a un total de 24 millones 200 mil entre domésticos y callejeros. Ante el reto de calcular el número de perros que deambula por las calles, la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) establece que sólo 30% del total de canes en el país tiene un hogar. En otras palabras, 17 millones no tienen quién se haga responsable de su tenencia: reproducción, vacunas, convivencia, alimentación y desperdicios.

La magnitud del problema se puede medir en toneladas de materia fecal de origen animal. La Facultad de Medicina Veterinaria estima que un perro de talla media produce un promedio de 600 gramos diarios de heces. Si esto se multiplica por el número de perros sin hogar, la cantidad asciende a 10 mil toneladas de excremento de perro que diariamente contaminan las calles mexicanas.

Para Irma Rosas, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, el problema de la contaminación se convierte en una cuestión de salud. Las afectaciones gastrointestinales que se contraen por el contacto heces-mano-boca sólo son la primera de las muchas repercusiones. “Se pierde de vista que la materia fecal se seca, se pulveriza y nosotros terminamos inhalándola”, dice, y hace énfasis en que las heces terminan por depositarse, en forma de polvo, en las mucosas —ojos, boca, nariz—, donde crean irritación, o en comida y fuentes de agua que terminan por desencadenar problemas intestinales.

La doctora Rosas y su equipo de investigación también encontraron otra vertiente: los perros, como los humanos, consumen antibióticos que terminan por desechar a través de sus heces, que, así, funcionan como una vía para que las bacterias formen resistencia a los antibióticos, pues los humanos inhalan, comen y beben rutinariamente productos que contienen rastros de excremento canino.

Tenencia responsable

El gobierno ha sido incapaz de promover la tenencia responsable de mascotas que permita una sana convivencia en el espacio público —uso de la correa, recolección de las heces—. Tampoco ha logrado controlar la población de perros callejeros.

“En tenencia animal estamos en pañales”, advierte Blanca Gaspar, docente de la Escuela de Trabajo Social de la UNAM, quien ha dedicado el último par de años a la investigación sobre el mantenimiento de mascotas en una unidad habitacional del Distrito Federal.

Estos son los datos: de un universo de 100 perros con dueño, sólo cinco tienen cartilla de vacunación, correa, placas y viven en un ambiente sano tanto para ellos como para sus amos.

Además de una falta de educación sobre el tema, la especialista de Trabajo Social asegura que “ninguna autoridad hace cumplir las leyes que están asentadas en el Código Civil, por ejemplo”. Gaspar se refiere a la ley de cultura cívica que detalla en el artículo 26: “Son infracciones contra el entorno urbano de la Ciudad de México el abstenerse de recoger de las vías o los lugares públicos las heces de un animal de su propiedad o que esté bajo su custodia”.

“Nos falta mucho —agrega Gaspar—, ni siquiera hay instancias gubernamentales que den números certeros o censos sobre la población de perros”, dice. Ante la carencia de datos institucionales, quienes proporcionan estimaciones son las empresas dedicadas al estudio de mercado.

Para Irma Rosas, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, la materia fecal de origen animal plantea retos sobre el manejo de los residuos sólidos en el país; “aunque es cierto que poco a poco se ha incrementado el numero de gente que recoge las heces de su perro, el problema no se soluciona, porque parte de este material se queda en el suelo, es imposible recogerlo en su totalidad. La otra es que lo hacen en bolsa de plástico y de allí al camión de la basura y al relleno sanitario, donde su descomposición se complica por esa bolsa”, explica la doctora. La recolección del excremento por parte de un dueño responsable no resuelve el problema.

Pese a las cifras negras de tenencia animal, todos los especialistas consultados por EL UNIVERSAL sobre el tema de perros condenan los criaderos —clandestinos y establecidos— por lucrar con la vida e incrementar la población de mascotas irresponsablemente.

También confirman una tendencia al alza a favor de la adopción de cruzas mestizas y el rechazo a la compra de perros.

Paralelamente al aumento de adopciones, también se ha registrado un boom de defensores independientes que a costa de sus propios ingresos rescatan, mantienen y encuentran un hogar para los animales con el fin de procurarles una vida mejor y poder mitigar los problemas de la población callejera de perros y gatos.



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