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Movimiento sigue vivo: zapatistas

Ariadna García / Enviada| El Universal
Jueves 02 de enero de 2014

En Oventik, uno de los cinco Caracoles creados por el EZLN, funciona una tienda comunitaria Luis Cortés /EL UNIVERSAL

A los visitantes nacionales y extranjeros se les advierte mediante letreros el territorio que pisan. Una Junta de Buen Gobierno decide quién entra y quién no Luis Cortés /EL UNIVERSAL

Mujeres realizan sus actividades diarias dentro del Caracol de Morelia Luis Cortés /EL UNIVERSAL

Un mural de Acteal muestra el retrato del obispo Samuel Ruiz, uno de los defensores principales de los derechos indígenas Luis Cortés /EL UNIVERSAL

Dos jóvenes indígenas en los Altos de Chiapas Luis Cortés /EL UNIVERSAL

Un letrero en la carretera anuncia el ingreso a uno de los Caracoles Luis Cortés /EL UNIVERSAL

En el Caracol de la Garrucha integrantes del EZLN realizan una junta Luis Cortés /EL UNIVERSAL

Movimiento sigue vivo: zapatistas

FESTEJOS. Un grupo musical extranjero amenizó la fiesta en La Realidad hasta pasada la medianoche. (Foto: PATRICIA JUAREZ / EL UNIVERSAL )

Comandanta Hortensia dice que sus armas son la justicia

ariadna.garcia@eluniversal.com.mx

AUTOGOBIERNO ZAPATISTA Mapa

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis.— Al celebrar 20 años de su aparición, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) afirmó que tienen presencia y vigencia, y que su lucha tiene una causa justa y sus armas hoy son la resistencia, la verdad, la justicia y la razón.

Agrupados en los cinco Caracoles que comprenden una estructura de autogobierno repartidos en los Municipios Autónomos Zapatistas: La Realidad, La Garrucha, Morelia, Roberto Barrios y Oventic, los zapatistas abrieron ayer su festejo a turistas nacionales y extranjeros, así como a representantes de la sociedad y organizaciones no gubernamentales, a quienes les dijeron que hoy es el tiempo de fortalecer y globalizar la resistencia y la rebeldía.

El caracol de Oventic fue el que la noche del 31 de diciembre de 2013 recibió el mayor número de visitantes. Para muchos no fue la primera vez que estuvieron en el lugar y otros tantos lo experimentaron.

En el lugar al que fue controlado el acceso por los propios zapatistas hubo comida que prepararon las mujeres indígenas y durante todo el vendimia de recuerdos (playeras con estampados alusivos, gorras, entre otros); un programa cultural, las palabras de la comandanta Hortensia a las 21:30 horas nacional 22:30 horas del frente (horario zapatista) y baile que se prolongó hasta pasadas las 5:00 horas de ayer.

“Existimos y aquí estamos”, dijo la zapatista quien ataviada con un paliacate rojo en su rostro, pantalón y chamarra negra, dio la bienvenida a todos en medio del intenso frío que pasa por los Altos de Chiapas.

Hortensia fue la encargada de dar el mensaje conmemorativo a la sublevación que hace 20 años, el 1 de enero de 1994, sorprendió al país en general por la noticia de que indígenas se levantaron en armas en contra del Ejército mexicano y el gobierno, al tiempo en el que México entraba también al intercambio comercial con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“Hace 20 años los botamos a la basura a todos los partidos políticos, (hoy) son los pueblos los que deciden y analizan quién ha de ser su autoridad y quién ha de gobernar de acuerdo a sus propias leyes autónomas”, expresó la comandanta Hortensia en medio de los vítores que los asistentes no dejaron de lanzar.

La menuda mujer recordó que hoy los zapatistas cuentan con su gobierno autónomo, lo cual representa uno de los mayores logros que a los largo de dos décadas buscaron.

“Ahora tratamos de mejorar el sistema de salud, educación, los gobiernos, la democracia, la libertad y justicia. Nuestra lucha tiene su causa justa y nuestras armas son la resistencia, la rebeldía, la verdad, la justicia y la razón que está de nuestro lado, pero los zapatistas tenemos que trabajar y organizarnos más”, dijo.

Los zapatistas, expresó, deben organizar su resistencia en todos los niveles, porque a lo largo de 20 años han tenido que soportar una guerra de exterminio en sus comunidades.

Hortensia resaltó que en 1994 los indígenas de Chiapas dijeron “ya basta” y no permitirían más que el país los ignorara. “Y aquí estamos”, puntualizó.

Largo andar

Llegar al Caracol de La Realidad no es sencillo. Eileen, una ciudadana proveniente del País Vasco hizo casi medio día en llegar hasta la zona en donde hace 20 años fue uno de los bastiones principales del EZLN.

Eileen, una terapeuta de profesión quien llegó desde septiembre pasado a Chiapas, se aventuró a vivir de cerca los festejos zapatistas. Pasó la noche de lunes a martes en la estación de autobuses de San Cristóbal de las Casas para tomar por la mañana el autobús que la llevó hasta Comitán. Aquí esperó la camioneta que la llevó a La Realidad, lo que le tomó poco más de 4 horas.

Prenden el ambiente

Con una enorme mochila en su espalda, chanclas y la fatiga de un viaje largo, Eileen llegó a La Realidad.

Al entrar al Caracol, los visitantes vieron el enorme escenario en el que sobresalieron dos banderas de México amarradas entre sí.

En La Realidad los festejos fueron abarrotados en su mayoría por jóvenes y niños nativos, además de un alto número de personas de la sociedad civil y extranjeros. Música de marimba, juegos de basquetbol y un extenso programa cultural, fueron parte de los festejos que se llevaron a cabo en medio de intensas lluvias que a ratos cayeron sobre el lugar.

Un grupo musical integrado por jóvenes extranjeros llamó la atención de la muchachada chiapaneca cuando comenzaron a escuchar el ritmo de la batería y las guitarras eléctricas.

Con ritmos de grupos como The Doors o Guns N’Roses, los jóvenes prendieron el ambiente pero para los caucásicos, que en medio de la lluvia comenzaron a bailar ante las miradas, unas atónitas y otras burlonas, de los nativos. Los festejos en La Realidad se prolongaron pasada la medianoche.



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