La historia de los Berumen de Iztapalapa
EMPRESA. La familia Berumen Rodríguez es propietaria de por lo menos cinco casas en Santa María Aztahuacán. (Foto: DAVID FUENTES / EL UNIVERSAL )
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Nadie habla mal de ellos, la información en su entorno es muy cerrada, los habitantes de Santa María Aztahuacán los defienden y aseguran que son buenas personas y que nunca se meten en problemas con nadie, que a pesar de la fortuna que los pone por encima de todos nunca han tenido un trato despectivo con los pobladores; son la familia Berumen Rodríguez, habitantes de la delegación Iztapalapa.
En esta demarcación hace poco más de 30 años empezaron su imperio, los más antiguos del sector aseguran que iniciaron poco a poco con un pequeño taller mecánico, arreglando gatos hidráulicos y una serie de trabajos que ahora los coloca, posiblemente, como los más ricos de la delegación.
Importante y ahora con poder político, Salvador Berumen, quien forjó el imperio, se ha mantenido al margen de la detención de su hija junto con José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, a pesar de que las tres viviendas revisadas por la Policía Federal, una de ellas era ocupada por los prófugos, son de su propiedad.
En las oficinas de Grúas Berumen, ubicadas también en Santa María Aztahuacán, solamente dicen que está fuera de la ciudad y no pueden atender a nadie.
Los Berumen Rodríguez son propietarios de por lo menos cinco casas en este mismo sector, todas mansiones que sobresalen del resto, una de ellas es la marcada con el número 27, donde modestamente vivía su hija Noemí con sus ocho perros french poodle, animales que después de que la Policía Federal irrumpiera en la vivienda, fueron rescatados por un desconocido que tenía llaves del domicilio y sin dar razón de nada se los llevó.
A escasos 200 metros de este inmueble resalta una poderosa vivienda con dos sofisticadas cámaras de seguridad, se caracteriza por un portón grande de madera, un zaguán de metal, fachadas de tejas y enormes árboles, sobre la barda cae una bugambilia, es la única que tiene jardineras con sábilas, nopales y cactus, según los vecinos, es la casa del dueño de Grúas Berumen, “sabemos que es de ellos pero nunca están, toque el timbre y nadie lo atiende, sólo está personal de limpieza y mantenimiento”.
Les dan empleo a todos
Las diversas empresas de la familia Berumen han servido para el crecimiento profesional de los jóvenes de la zona, se les oferta trabajo con buen sueldo y además cerca de casa, tienen desde diseñadores, operadores de vehículos pesados, montacargas, secretarias, recepcionistas y hasta licenciados. Algunos incluso han cambiado de residencia para atender otras sucursales en Torreón, Monterrey o Guerrero.
El escándalo mediático que se ha formado por la detención de Noemí Berumen, aseguran que no les afectará, pues tienen clientes de años y además, la misma comunidad los quiere porque siempre se han portado bien con todos.
El emporio de las grúas
El boom del negocio de las grúas empezó a detonar cuando los Berumen empezaron prestar sus servicios con políticos. Se alquilaban en campañas para montar templetes, con empresas de publicidad para cambiar y reparar espectaculares y para transportar el equipo que se requiere en los mítines o eventos públicos, “se renta y alquila de todo, yo he ido a dejar desde mesas, equipos de sonido, bocinas o grúas a varios lugares del Distrito Federal y fuera, no sé si eso sea ilegal, pero hasta donde sé todo es correcto, es el negocio”, detalla a regañadientes un chofer de la empresa.
En la página web de la empresa se dice que ha trabajado para gobiernos de diferentes ciudades y estados.