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La Iglesia católica urgió a un “replanteamiento profundo de nuestra moral, de nuestras leyes, así como de la organización social y política de la patria”.

Criticó que “la clase política se ha exhibido indigna y sus partidos se han mostrado totalmente incompetentes” en el combate a la corrupción y a la impunidad. De igual manera indicó que México sufre una “descomposición del tejido social” en el que todos los sectores de la sociedad están implicados.

En la página editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis mexicana fijó de esta forma su postura respecto a los hechos violentos que están acaeciendo en México.

Se cuestionó si la crisis de violencia por la que atraviesa el país “¿es lo peor que nos ha pasado? Puesto que no es la primera vez que se suscitan hechos violentos. ¿Algo nos dicen los nombres de Acteal, Aguas Blancas o San Fernando? Todos estos sitios están asociados con una memoria triste de asesinatos masivos, abuso de poder, y sobre todo, impunidad para los responsables e indiferencia al dolor de tantas familias”,

Fustigó que si no se recuerdan estos crímenes del pasado es porque la sociedad “carece de memoria histórica”.

Indicó que “los discursos oficiales llenos de falsedades e hipocresías sólo irritan a la sociedad”, por lo que urgió a la reconstrucción del país y al compromiso “que una a todos los sectores de la sociedad para combatir la inmoralidad, la impunidad, la corrupción y el cinismo que tiene arrodillada y cubierta de vergüenza a nuestra nación”, pues no atender la indignación social “puede traer consecuencias irremediables”, advirtió.

Acusó que todos los sectores de la sociedad están involucrados en la “descomposición del tejido social” tanto “las familias por no educar a sus hijos en los valores cristianos y humanos; las escuelas, que han politizado la enseñanza hasta llevarla a un nivel lamentable de decadencia; el Estado, que ha tolerado una corrupción sistemática”.

Incluso reconoció que la propia Iglesia “no ha estado a la altura de una evangelización” para hacer distinguir a sus fieles “entre el bien y el mal”.

En el texto, la Arquidiócesis también fustigó que el conflicto que se vive en el país “no se resuelve con discursos vacíos sobre el Estado de Derecho” sino con un “replanteamiento profundo de nuestra moral, de nuestras leyes, así como de la organización social y política de la patria”.