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Otra cosa. El periodo extraordinario en el Senado, de denuncia del atraco a la nación, según la izquierda; el de las leyes más importantes del sexenio de Enrique Peña Nieto, al decir de los priístas entra a la etapa inexorable en todo proceso parlamentario, al aburrido y nada sexy pasillo del mero trámite.

Y puede decirse que ello ocurre a las 19:45 horas, cuando el presidente del Senado, Raúl Cervantes (PRI), anuncia al pleno que se abre el tiempo acordado de dos horas para el debate en lo general. De a cinco minutos, un orador en contra, alternado por otro a favor, hasta sumar 120 minutos.

Hablan de las minutas que el pleno aprobó en aquellas cinco sesiones casi incendiarias, por los ánimos, la enjundia, la denuncia del PRD y PT, y que se fueron a San Lázaro con la aprobación del PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza. Los diputados aplicaron 39 cambios, que acepta la mayoría senatorial para que vuelen las leyes energéticas al poder Ejecutivo. Es la estructura de un nuevo modelo, que a poco estará finalizado. Y serán leyes en vigor.

Mónica Arriola, senadora de Nueva Alianza, expone “preocupaciones en puntos que deberán requerir nuestra atención en los próximos meses y años”.

Todo es distinto en el pleno del Senado, desprovisto de la alta tensión política con la cual se abrió este cuarto periodo extra. Los opositores ya no desplegaron ingenio y cartulinas. Dejaron que Lázaro Cárdenas descanse en paz. Los poetas de la vanguardia perredista ya no salieron con poemínimos. Andan en el trasiego del rechazo a la reforma energética y sus leyes.

Muy suaves en su rechazo a la indiferencia del PRI y del PAN, cuyos legisladores tuitean en su escaño o bien se salen a pasear la distancia entre el salón de sesiones y su oficina, sin interés en las cuestiones que transmite el Canal del Congreso.

Los coordinadores también ausentes del salón de sesiones durante la discusión en lo general, reflejan que donde había ecos de guerra sólo corre el trámite parlamentario. El priísta Emilio Gamboa, quien en el arranque de las discusiones de las leyes energéticas estaba en su escaño, atento a los brillos, las sombras y los humores del salón de sesiones, esta noche anda en otra parte. Quizá en su oficina.

Jorge Luis Preciado (PAN), Miguel Barbosa Huerta (PRD), Manuel Bartlett (PT), se ocupan también fuera del salón, cuya galería, como ocurre en las puestas en escena de teatros sin atractivo, tiene más encargados del orden que periodistas. La sociedad civil no ha venido.

Salvo el timbre que llama cada hora a registrar quórum, la sesión de esta segunda parte de periodo extraordinario carece de atractivo. Layda Sansores que se ha cansado de retar al líder del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps a que defienda a los petroleros, bajó la intensidad de su actuación y, por ahí de las nueve de la noche, regresa al pleno. El líder petrolero, senador y priísta, hoy ni vino a la tanda de trámites finales de las leyes energéticas. El pleno está en calma. ¡Aguas!, pues faltan fechas y horas para que haya reforma energética total.