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WASHINGTON.— La Casa Blanca confirmó ayer la existencia de conversaciones con el gobierno de México sobre una eventual solicitud de extradición del recién recapturado líder del cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán.

“Como ha dicho el Departamento de Justicia, la decisión de perseguir la extradición será objeto de nuevas discusiones entre Estados Unidos y México... Esas conversaciones ya están en curso”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, al enfatizar que la última palabra la tendrá el Departamento de Justicia después de agotar esas conversaciones con México.

“El Departamento de Justicia es el que está manejando el asunto”, señaló Carney.

El portavoz de la Casa Blanca no quiso adelantarse a la decisión final que tomará el Departamento de Justicia y la secuencia obligada que, en caso de producirse, deberá seguirse a través de los canales diplomáticos del Departamento de Estado, la instancia encargada de transmitir la petición de extradición a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.

Aunque fuentes de la administración estadounidense dan por descartado que Estados Unidos presentará una petición de extradición, funcionarios del gobierno de México matizaron la versión sobre las supuestas conversaciones en curso que consignó la Casa Blanca y señalaron que, aunque la comunicación entre los dos países es muy fluida, el caso de Joaquín El Chapo Guzmán deberá resolverse primero en México, donde enfrenta nuevos cargos criminales.

“Existe poco apetito” para avanzar en un eventual proceso de extradición hasta que el líder del cártel de Sinaloa no salde sus cuentas pendientes con la justicia mexicana, reconocieron.

Apenas ayer, el embajador de México en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, reiteró que lo más razonable es que el líder del cártel de Sinaloa enfrente primero los cargos que se le imputan en México antes de abordar una eventual petición de extradición a Estados Unidos.

“Pienso que es importante que primero enfrente los cargos contra él ante la justicia en México”, insistió Medina Mora.

Fuentes del Departamento de Justicia consultadas por EL UNIVERSAL se mostraron más refractarias que la Casa Blanca a confirmar los términos de las conversaciones en torno al futuro judicial del líder del cártel de Sinaloa, enfatizando que la decisión de formalizar un proceso de extradición ante el gobierno de México se tomará tras las conversaciones que mantienen ambos países.

“La decisión de buscar la extradición será objeto de nuevas deliberaciones entre los Estados Unidos y México”, fue el escueto comentario de su portavoz, Peter Carr.

La administración Obama salió ayer así al paso de la pregunta que millones se hacen hoy en Estados Unidos tras la recaptura del líder del cártel de Sinaloa, un hombre que ya superó en el imaginario colectivo a un gángster de la altura de Al Capone y que enfrenta varios expedientes criminales en las ciudades de Chicago, San Diego, Nueva York y en cortes federales de Texas.

La última palabra, sin embargo, dependerá no sólo del Departamento de Justicia, que también deberá poner orden entre las fiscalías que se disputan el procesamiento del narcotraficante mexicano en Estados Unidos, sino sobre todo del gobierno de México, que deberá sortear las presiones que se han comenzado a acumular desde el frente legislativo y judicial en Estados Unidos.

Durante el pasado fin de semana, miembros del Congreso, como el republicano por Texas, Michael McCaul, demandaron al presidente de México la entrega del líder del cártel de Sinaloa para evitar su posible fuga, como ocurrió en enero de 2001, y obligarle a cumplir la cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad en EU.