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En Caleta de Campos, marejada insurrecta

Laura Castellanos| El Universal
Domingo 02 de marzo de 2014
En Caleta de Campos, marejada insurrecta

DISPUTA. En el poblado de Caleta de Campos, las autodefensas revisan casas y calles cercanas a la playa para dar con personas relacionadas con el crimen organizado. (Foto: FOTO JORGE SERRATOS )

Comuneros integran el grupo más diverso de guardias contra “Los Caballeros Templarios”

politica@eluniversal.com.mx  

AAQUILA, Mich.— La tarde soleada del 15 de febrero, la caravana de 300 hombres armados enfila por la carretera costera de Aquila. La hilera de 36 camionetas partió de La Placita y va hacia la ranchería de Cachán de la Cruz a rescatar a la esposa y las tres hijas del maestro nahua José Antonio Calvillo.

El indígena solicitó apoyo a las autodefensas tras la llamada telefónica de su mujer para alertarlo de una emboscada en su contra. El maestro planteó días antes, en la asamblea del pueblo, la entrada de las guardias rurales para expulsar a Los Caballeros Templarios, ahora ellos, en venganza, querían atacarlo a él y su familia. “Están en el plan de que a nosotros nos desaparezcan”.

El convoy lo integran guardias de Aquila, Coahuayana, Chinicuila, Coalcomán. La urgencia del salvamento lanzaba a este frente armado, integrado dos días antes, a incursionar 130 kilómetros en terreno templario.

Se trataba del coctel insurrecto más variopinto de Michoacán: nahuas alzados por sus bosques y su territorio; comuneros de Aquila en contra de la minera Ternium; hombres requemados de la costa, y otros trigueños y robustos de la zona colindante a Jalisco, todos, hartos de la violencia del cártel.

En el destacamento no vienen los líderes más mediáticos de Tierra Caliente y, a diferencia de las autodefensas de esa región, ésta no cuenta con el subsidio de empresarios pudientes, su arsenal es más modesto, la acción no es reguardada por federales.

La avalancha desemboca en Cachán, a metros de un letrero espectacular del gobierno federal que ofrece “Recompensa de hasta 30 millones de pesos” y expone las fotografías de El Nica, El Chango, El Carrizo y Juanito. Los alzados descienden de sus vehículos y media docena de dirigentes intentan ponerse de acuerdo.

“¡Aquí vamos todos!”, dice Semeí Verdía, líder nahua de la autodefensa de Ostula, surgida una semana atrás, en medio de un coro de opiniones cruzadas.

Rescate de la familia

La gente de Coalcomán, la de más experiencia, asume el rescate de la familia con éxito mientras los demás peinan el poblado sin combates.

Tras la acción, en otra discusión interminable, deciden: unos se repliegan y otros se quedan en Cachán, en los días siguientes “limpiarán” el trayecto inesperadamente ganado. Así lo hacen. Pero no se detienen.

En nueve días, avanzan 260 kilómetros, se dispersan en el trayecto. El 24 de febrero, un centenar de armados se sigue y toma Caleta de Campos, en Lázaro Cárdenas, considerado el tesoro más codiciado del cártel, pues, se dice, desde ahí trafican minerales a China, especialmente fierro, valuados en millones de dólares.

Si bien la autodefensa procedió con la autorización de la Policía Federal, ésta no la resguardó en el primer tramo, sino hasta el segundo.

En cambio, sí los acompañó un funcionario de la Secretaría de Gobernación, Ángel Reséndiz, para observar “cómo se organizan y si respetan los acuerdos firmados” el 27 de enero entre el gobierno federal y el Consejo General de Autodefensas y Comunitarios para su proceso de legalización.

El saldo de Aquila

Sin duda, las dos autodefensas de Aquila, la de la cabecera y la de Santa María de Ostula, suman el mayor saldo de pérdidas y detenciones entre los 24 municipios con presencia del Consejo.

Ostula fue la primera autodefensa surgida en Michoacán, en 2009, dos años antes que la de Cherán, en contra de talamontes que devastaban sus bosques y para proteger alrededor de mil 200 hectáreas de territorio costero, que disputan a pequeños propietarios de La Placita, visto como el refugio del cártel en la región.

Este pueblo nahua registra 31 ejecutados y cinco desapariciones forzadas. Un padre al que le asesinaron a su hijo resume desde el anonimato: “Han sido años de dolor, de muerte, de sufrimientos y desapariciones”.

El 8 de febrero pasado, la autodefensa de Ostula rompió el cerco criminal y tomó el poblado. En el caso de la de la cabecera municipal de Aquila, presenta 43 detenciones, dos muertos y tres desapariciones forzadas.

Semeí Verdía asegura que parte de los atropellos sufridos con impunidad se deben a que el presidente municipal, Juan Hernández, está vinculado al cártel.

El funcionario dice: “Estoy dispuesto en mi persona a que se me haga una denuncia y una investigación formal, si yo tengo cuestiones que ameriten castigo, estoy dispuesto a pagar con cárcel”.

Extorsion templaria

Después del levantamiento de Tierra Caliente el 24 de febrero de 2013, comuneros de Aquila decidieron emularlos para impedir que el cártel los extorsionara con las regalías por la explotación de fierro en sus tierras por parte de la minera ítalo-argentina, de nombre Ternium.

Antonio Sandoval dice que durante cuatro o cinco años el cártel les robó a los 401 comuneros más de “700 mil pesos por mes”.

Ellos, además, poseen la empresa de tracto camiones Lanese, que da servicio a la minera; el cártel también comenzó a despojarlos de sus vehículos, refiere el chofer Omar Valdés, lo cual terminó por detonar el levantamiento. “Es todo lo que vamos a aguantar”, dijeron.

El 15 de agosto, la autodefensa integrada por un centenar de comuneros fue desarmada por militares que detuvieron a 43 de ellos.

Desde ese momento, “el presidente municipal dio la orden que si veían un comunitario, lo mataran”, agrega Valdés, por lo que un número indeterminado de ellos huyó del pueblo.

Precisa que la empresa tiene el número de cuenta de cada comunero y les retiene con impunidad los 2 mil pesos al mes por persona que antes les robaba el cártel.

EL UNIVERSAL solicitó una entrevista con Ternium pero la empresa declinó.

Luz Sandoval asegura que aún están detenidos 25 comuneros, por lo que dialogan con Alfredo Castillo, Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, para liberarlos.

La chispa de Ostula

Una cadena de acontecimientos provocó que ambas autodefensas, con el apoyo de guardias (ajenas a la atención mediática) de alcaldías cercanas tomaran las tres cuartas partes de la carretera costera de Michoacán y se apostaran en Caleta.

El chispazo brotó el mediodía del 13 de febrero en la asamblea popular de Ostula, a la que asistieron mil 200 comuneros, cinco días después de la toma del pueblo por parte de Semeí Verdía.

La asamblea se hizo frente a las autoridades indígenas, pues se votaría si se ratificaba o no la presencia de la autodefensa en el pueblo.

Duró más de dos horas. A mano alzada vino la aprobación popular de la autodefensa; de entre la masa un indígena pidió apoyo para impedir la amenaza de desalojo de toda su ranchería, Xayakalan, anunciada para esa tarde, tras un largo litigio con gente de La Placita.

Desde el templete, el dirigente indígena convocó a todos a impedir el desalojo.

Un griterío aprobó la propuesta: “¡Vamos todos!”. Una fila de 80 vehículos, con unos 500 hombres armados, se dirigió a Xayakalan.

El convoy arribó a la loma de la ranchería, situada a unos metros del mar. No hubo desalojo. Y sí mucha hambre y sed. La tiendita del lugar vendió todo. Un par de horas después arribó la Policía Federal.

Desde la loma se veía cerquita la torre telefónica de La Placita, ubicada a 3 kilómetros de distancia. De manera sorpresiva, ya envalentonados y con la autorización y cobertura de la Policía Federal, se decidieron a tomar el bastión del cártel.

Uno de los alzados dijo: “¡A ver qué cara van a poner los de La Placita!”.

Esa noche tomaron el pueblo sin tener enfrentamientos. Corrió el rumor de que tras el avance de las autodefensas en los municipios vecinos ocurrido en enero, Los Templarios habían iniciado una estampida en la región.

Al día siguiente el maestro rural buscó a la autodefensa para rescatar a su familia.

De ahí se abalanzaron hasta Caleta. El saldo: tres enfrentamientos, ninguna pérdida. Hasta que en la ranchería de La Mira, camino al puerto de Lázaro Cárdenas, un grupo armado que se asumió como “autodefensa”, colocó un retén para impedirles el paso.

Y en Caleta de Campos, hasta el momento, aguarda la marejada insurrecta.



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