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Periodismo de investigación. El retorno de los comunitarios desterrados

Laura Castellanos / Enviada| El Universal
Domingo 16 de marzo de 2014
<b> Periodismo de investigacin. </b> El retorno de los comunitarios desterrados

LLEGADA. Una caravana de 80 vehículos conformada por 500 guardias civiles de Ostula arribó a Xayakalan el pasado 8 de febrero, después de un exilio forzado de cuatro años. (Foto: FOTOS JORGE SERRATOS )

Los guardias civiles que abrieron brecha en la ola de insurrecciones llevan más de un mes al frente de su pueblo y apuestan por un modelo de usos y costumbres

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OSTULA, Mich.— Hace poco más de un mes, los policías indígenas que intentaron expulsar infructuosamente al cártel de Los Caballeros Templarios de su territorio en el año 2009, regresaron y tomaron el mando de Santa María Ostula, municipio de Aquila.

Esta es una de las comunidades pioneras en la lucha por la defensa del territorio y en ejercer el autogobierno, con influencia del modelo zapatista.

Ahora, busca continuar con su proceso truncado de crear su policía comunitaria, cuerpo de seguridad que es distinto al de los grupos de autodefensa mestizos que tienen presencia en 23 municipios de Michoacán.

Mientras las autodefensas surgen como una expresión de justicia popular extrema y no están obligadas a responder por sus actos ante la ciudadanía a la que protegen, la policía comunitaria es nombrada por la población en una asamblea, y es parte de la estructura del sistema de cargo tradicional.

Ostula es un referente emblemático en el movimiento de las autonomías indígenas, por lo que el subcomandante Marcos la visitó en el año de 2006 durante su recorrido de La Otra Campaña.

En esta comunidad nació la primera autodefensa contra el crimen organizado del México del Siglo XXI en 2009, dos años antes que la de Cherán, con un saldo de 32 muertos y seis casos de desaparición forzada.

Regreso libertario

El 8 de febrero de 2014, a las 2:30 de la tarde, un grupo de siete nahuas exiliados por el cártel, liderados por el productor de papaya Semeí Verdía, tomaron el pueblo acompañados por unos 40 guardias rurales de autodefensas de cuatro municipios.

Otro de los exiliados en el grupo era Freddy Cruz, el nieto de don José Trinidad de la Cruz, don Trino le llamaban, el luchador social que criminales secuestraron, y posteriormente torturaron y ejecutaron, cuando guiaba a una delegación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) en Ostula, el 6 de diciembre de 2011.

Cuando hace un mes la autodefensa se internó en Ostula, el pueblo lucía fantasmal, como abandonado. Sus habitantes vivían temerosos de salir a la calle.

Los guardias civiles ni siquiera tuvieron que repeler enfrentamientos, pues el avance regional de las autodefensas había hecho huir en días pasados a los templarios de la zona.

Semeí Verdía tenía cuatro años de no pisar su pueblo montañoso, cercano a la costa. Cuando lo hizo, “volví a nacer”, dice.

A los cuatro días, las autoridades locales convocaron a una asamblea popular para decidir si se aceptaba a la autodefensa y el regreso de los exiliados. A la asamblea asistieron alrededor de mil 200 personas, y como invitados, unos 500 guardias ciudadanos de los municipios participantes en la toma: la cabecera municipal de Aquila, Coalcomán, Coahuayana y Chinicuila.

Ahí, a mano alzada, la comunidad de Ostula aprobó la permanencia de la autodefensa, crear su policía comunitaria y nombrar a Semeí Verdía como su comandante.

Territorio en disputa

En 2009 la tenencia de Ostula y las 22 rancherías indígenas que la integran decidieron organizarse en defensa de su territorio que comprende 19 mil hectáreas.

Sus bosques eran devastados por talamontes y pequeños propietarios mestizos de La Placita, el pueblo refugio del cártel en la región. Los despojaron de mil 200 hectáreas de su territorio costero con gran potencial turístico.

Entonces la tenencia que tiene un millar de pobladores decidió crear su policía comunitaria y entrar en un litigio legal por las tierras.

El abogado de Ostula, que pide el anonimato, dice que “el ejido ganó un amparo para que no le fueran conculcadas sus garantías individuales”, por lo que el 29 de junio fundó en el territorio arrebatado un nuevo asentamiento llamado Xayakalan.

El abogado dice que así inició una oleada de “desapariciones de comuneros o asesinatos de comandantes de los comunitarios”.

El caso más sonado fue la ejecución de don Trino cuando guiaba a la caravana del MPJD en su trayecto de Ostula a Xayakalan, pues la Policía Municipal que los acompañaba, de forma inexplicable se replegó a la entrada en el camino de terracería al nuevo asentamiento.

Cuatro criminales les salieron al paso y bajaron al hombre de 73 años. Su cadáver apareció con signos de tortura, cuatro impactos de bala y las manos amarradas por la espalda. Su crimen y los otros 31 quedaron impunes.

Comuneros de La Placita, que se dicen los poseedores de las tierras de Xayakalan, niegan vínculos con el cártel y aseguran que ya ganaron el litigio.

El abogado de Ostula ahonda que la comunidad tiene más interesados en el despojo de sus tierras, pues recién se enteraron que hay una decena de concesiones para la explotación minera otorgadas sin autorización del pueblo indígena.

Destierros forzados

Semeí Verdía dice que el 20 de febrero de 2010, vestido de futbolista, debió huir del convoy armado que pretendió levantarlo en plena cancha, cuando él disputaba un torneo de futbol. “Había más de 500 espectadores”, explica.

El joven dirigente era entonces uno de los más activos de la comisión en defensa de la tierra de Ostula y fue el primero en ser extorsionado. Cuenta que cuatro meses antes, el crimen le exigió 50 mil pesos pero lo ignoró.

No obstante, los templarios intentaron secuestrarlo durante el partido de futbol, pero el nahua logró correr y esconderse en el monte para salir del estado.

Luego se multiplicaron los casos de extorsión y muerte.

Así, en abril de 2011, a Freddy Cruz el crimen lo extorsionó con 70 mil pesos. El joven habló con su familia y emprendió por igual un exilio forzado. Lo mismo hizo un número indeterminado de víctimas.

De vuelta a casa

Semeí Verdía observó la cadena de levantamientos surgidos en Tierra Caliente desde el 24 de febrero de 2013 y buscó liberar a Ostula. Tras el asesinato de don Trino en 2011, la comunidad y sus 22 rancherías quedaron aisladas sin atención mediática, bajo el cerco del cártel.

Desde septiembre de 2013 el luchador nahua contactó a Misael González, cabeza de la autodefensa de Coalcomán, el municipio vecino. Igual buscó sumar a sus planes a otros exiliados.

Semeí Verdía concretó sus planes por dos hechos: el asesinato de su primo Joel Navarrete Zepeda, un mecánico del municipio aledaño de Coahuayana, el 13 de enero pasado, que por cierto detonó el surgimiento de la autodefensa en el municipio. Y la firma entre el gobierno federal y el Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán el 27 de enero para su proceso de legalización.

El 8 de febrero la autodefensa tomó Ostula, y dos días después, un convoy de 60 militares, al mando del General de zona, intentó desarmarla. Finalmente, los militares regresaron el arsenal decomisado.

Lo que sigue

En lo inmediato, Ostula enfrenta el desalojo de Xayakalan y el arribo de las empresas mineras. El lugar ganó una batalla, pero la guerra por la defensa de su territorio, continuará.



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