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Crónica. El Presidente regresa a casa

Jorge Ramos Pérez / Enviado| El Universal
Sábado 04 de enero de 2014

Video. Peña Nieto reanudó sus actividades en una gira por su tierra, Atlacomulco, en el Estado de México, ajo dijo que tras las reformas tiene el compromiso de entregar resultados a los mexicanos.

<b>Crnica.</b> El Presidente regresa a casa

REENCUENTRO. A su llegada a Atlacomulco, su tierra natal, el presidente saludó a viejos amigos. (Foto: EL UNIVERSAL )


jorge.ramos@eluniversal.com.mx

ATLACOMULCO, Mex.— Con más de seis décadas a cuestas, don Adolfo miraba paciente el alboroto en torno al presidente Enrique Peña Nieto. Aferrado a las vallas esperó tranquilo hasta que el mandatario lo miró y se acercó a estrechar sus callosas manos.

“¡Don Adolfo! ¡Qué gusto verte! ¿Cómo va todo?”, le dijo efusivo Peña Nieto. “Todo bien”, le respondió con la misma serenidad de un viejo amigo. “Saludos a todos”, le recalcó el Presidente.

Para su primer acto público del año, el mandatario escogió la tierra donde nació. Se definió como hijo de esta tierra. En su trayecto hacia la plaza Isidro Fabela, hombre insignia en la política mexiquense, fundador del llamado Grupo Atlacomulco, un par de jóvenes gritaron consignas al paso de la caravana oficial.

En la plaza la gente estaba desbordada. “Peña, Peña, Peña”, coreaban cientos. El gobernador Eruviel Ávila era un entusiasta porrista que arengaba a sus paisanos. “Dios los bendiga, feliz año a todos”, devolvía el mandatario.

“Ojalá que nos apoye para rescatar nuestras artesanías”, clamó una mujer. “¿De dónde eres?”, preguntó Peña Nieto.

“No te olvides de tu gente”, gritó una niña. “No nos suba la gasolina”, pidió otro hombre.

“La carretera aún le falta”, le susurró otro al referirse a la ampliación a cuatro carriles del tramo Palmillas-Atlacomulco. Ya en el discurso, el Presidente instruyó a Gerardo Ruiz Esparza, titular de la SCT, a terminar la obra en siete meses.

Darinka Velasco, joven menudita y de ojos claros, se desgañitaba. “¡Enrique, te amo¡ ¡Soy soltera! ¡Alguien que le dé mi teléfono, mi dirección, lo que quiera”, gritó Darinka.

En su andar, Peña Nieto se topó con otro rostro conocido. Tulio Montiel le apretó la mano, efusivo. “Fuimos compañeros de la primaria, nos invitaba a hacer la tarea a su casa, jugábamos y su mamá, doña Soco, nos invitaba de merienda cereal con leche”.

En su discurso, Peña dijo sentirse muy a gusto de visitar su tierra por primera vez como Presidente y evocó una frase de Isidro Fabela: “Amar esta casa es para mí un sentimiento imprescindible porque ella está en mí como yo estoy en ella”, recordó.

Peña añadió que como mexiquense y atlacomulquense “hoy sirvo desde la máxima responsabilidad y quiero hacerlo sirviendo bien, entregando resultados para beneficio y progreso de toda la nación”.

A su salida de Atlacomulco y para probar el terreno, tomó el volante de la Suburban azul presidencial y manejó hasta Acambay. Antes de su retorno al Distrito Federal, Peña Nieto hizo una visita privada a la tumba de su padre.

Relajado, tranquilo, el mandatario cerró así el primer día público en su tierra, con apretones de manos. Porque la tierra, es la tierra.



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