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MEXICALI, BC.— Los más de 45 grados Celsius de temperatura que se registran en el verano los tiene varados, pero no les derrite las ganas de lograr alcanzar el “sueño americano”.

Mexicanos y centroamericanos habitan el Hotel del Migrante, ubicado apenas a unos cuantos metros de la frontera entre Mexicali y Calexico.

El hotel es creación de Sergio Tamai, un mexicojaponés que alquiló el abandonado Hotel Centenario para convertirlo en un refugio para migrantes que se mantiene de donativos y en donde los mismos huéspedes se encargan de la limpieza y arreglos.

Los centroamericanos que se refugian en la parte baja del hotel, van de tránsito rumbo a Estados Unidos, por primera o más veces.

“Ahorita estamos esperando que bajé el calor, nos vamos a Tijuana y de ahí a Los Ángeles”, contó Norbert Hernández, un salvadoreño que ya estuvo en Denver, Colorado, desde donde lo repatriaron a su país.

Tiene sólo 26 años. A los 18 años llegó a Estados Unidos, a Denver. Tras dos años de trabajar de lavaplatos y en una compañía de asfalto, tuvo un accidente que lo tuvo hospitalizado seis meses por una operación que le hicieron de la cabeza.

Norbert Hernández apenas habla con claridad y su brazo derecho lo tiene a medio mover. Relató que a pesar de su deterioro físico, lo deportaron hasta su país, a donde llegó sin poder caminar ni hablar. Tres años después, con el habla a medio recuperar y caminar lento, decidió otra vez buscar llegar a Estados Unidos.

Las historias en esa planta baja son las de los centroamericanos que van en tránsito para llegar a la unión americana. Predominan los hondureños, como Francis Humberto Velázquez, que no se quedó a ver el nacimiento de su segundo hijo, hace 15 días; los salvadoreños Milton Flores y Mario Ramírez, que por primera vez, a sus 23 y 17 años, respectivamente, intentarán llegar a Estados Unidos.

Desfile legislativo

Ayer, estos centroamericanos vieron desfilar por el Hotel del Migrante a una delegación de diputados de El Salvador, Guatemala y de República Dominicana.

Algunos migrantes pidieron ayuda, otros simplemente vieron desfilar a los legisladores extranjeros y nacionales que no paraban de tomar fotografías.

El Hotel del Migrante está sobre la avenida Reforma y la calle Melgar, a unos metros de tierra estadounidense. Es un edificio viejo y antes de entrar uno ya sabe qué es por los carteles que cuelgan y la gran cantidad de personas que están paradas en las puertas a la espera de que pase el tiempo.

Deportados

La planta alta del hotel es ocupada por mexicanos que fueron deportados y que han decidido quedarse en la ciudad fronteriza.

“Nací en Sinaloa y desde los dos meses de nacido me llevaron a Estados Unidos; tengo 40 años de edad y me deportaron, todo por no regularizar mis papeles”, lamentó Luis Antonio Díaz.

Salió de Estados Unidos de manera voluntaria y no podrá intentar un ingreso antes de cinco años. Callado, aguarda aquí para buscar la manera de que se le apoye para sacar documentos mexicanos, pues sólo tiene acta de nacimiento.

Los deportados que llegan al hotel son identificados en la oficina administrativa. Son los mismos migrantes los que atienden, ya que decidieron quedarse a apoyar mientras esperan volver a buscar la travesía...