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Han pasado tres meses de su supuesto suicidio, pero las explicaciones del hecho no convencen a las autoridades de su país. Una y otra investigación no coincide. No explican con claridad cómo fue la muerte en México de la menor migrante de 12 años originaria de Ecuador.

El cónsul de Ecuador en México, Jorge Muñoz, señala que aún su gobierno insiste al de México para que dé respuesta sobre las causas precisas de la muerte de Yoselin, una menor de 12 años que supuestamente se suicidó en marzo pasado en un albergue en Ciudad Juárez, luego de que fue detenida en compañía de un pollero, al cual tiene conocimiento, se dejó en libertad.

“Hasta ahora no hay una información satisfactoria”, indica el cónsul, y detalla que la fiscalía de su país y la Procuraduría General de la República (PGR) mantienen comunicación para aclarar el caso.

El funcionario ecuatoriano explicó que qué tan confusa está la información proporcionada, que se le realizaron tres autopsias a la menor, dos de ellas señalaban que no había sido abusada sexualmente y una más sí.

El caso se complicó aún más porque la niña declaró ser de Durango y no hubo por ello notificación consular. En realidad la menor quería atravesar a Estados Unidos para encontrarse con su familia. Sus padres viven en Nueva York, fue detenida y enviada a un DIF municipal que la canalizó al albergue llamado “La esperanza”, donde dijeron que se había suicidado.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) lleva a cabo actualmente la investigación, incluso personal de la institución participó en la tercera autopsia.

“Estamos esperando que la Comisión concluya con su investigación. Nosotros la acompañamos en este trabajo y esperamos que pronto emita una recomendación que detalle los procedimientos que se dieron en el trato de la niña y que aclare las responsabilidades. Por otro lado, la Fiscalía General del Estado ecuatoriano mantiene la coordinación con la PGR.

A finales de marzo se anunció la repatriación del cuerpo de la menor, donde el consulado ecuatoriano en México intervino. Los padres no volvieron a verla pues su condición de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos les impidió reclamar el cadáver.