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Más de 60 cartuchos útiles, un fusil y un lanzagranadas tenía en su poder Carlos Manuel Hoo Ramírez, para tratar de impedir la captura de su jefe Joaquín El Chapo Guzmán, pero fue sometido por los elementos de la Marina antes de que pudiera hacerles frente; además, la desventaja numérica era evidente.

Este sujeto era el último eslabón del equipo de seguridad del líder del cártel de Sinaloa. Aunque, al final, sólo él tenía ese sábado 22 de febrero la responsabilidad de cuidar del capo, así como de su esposa Emma Coronel Aispuro, y de las dos pequeñas gemelas, que procrearon, quienes acompañaban también ese día a Guzmán Loera, en el departamento 401 de la Torre Miramar, su último escondite.

Hoo Ramírez aún permanece en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), ya que el Ministerio Público de la Federación a cargo del expediente solicitó duplicar el término para tener 96 horas, antes de definir su situación legal, ya que las declaraciones de este hombre son relevantes para las investigaciones que siguen abiertas en la Procuraduría General de la República (PGR) contra El Chapo.

Autoridades federales revelaron que Hoo Ramírez declaró ministerialmente que además de ser el escolta del narcotraficante, también era su asistente personal, y tenía tres años y medio en ese cargo, pues se convirtió en uno de los hombres de más confianza de su primer círculo; por ello la seguridad incluso de su esposa e hijas las depositó en este sujeto.

Después de admitir su cercanía a Guzmán Loera, su asistente reveló que sabía de las operaciones de narcotráfico de su jefe, pero que él, en los últimos años delegó muchas de las operaciones del trasiego de drogas a Ismael El Mayo Zambada, su socio y compadre, ya que el máximo líder de la organización se dedicó a coordinar el envío de células a otros países para expandir su presencia en Europa, por ejemplo.

El asistente de El Chapo aseguró que es El Mayo quien se encarga directamente de los trasiegos de droga desde Sudamérica, por la ruta del Pacífico, para su arribo a México, y posteriormente a través de sus operadores y lugartenientes llevar las remesas de drogas a Estados Unidos.

Hoo Ramírez, de acuerdo con las fuentes consultadas, indicó que desde hace algunos meses El Chapo sintió estrecharse el cerco sobre él, por lo que abandonó paulatinam ente el fuerte dispositivo de seguridad a su alrededor, asumió un “bajo perfil” confiado en que era suficiente tener sólo a su gente más cercana, y que sus casas de seguridad eran difícilmente detectables. No contó con que un colaborador lo delataría y un equipo satelital rastrearía una de sus llamadas de celular, que permitieron ubicar su última guarida.

Su escolta y asistente no pudo hacer frente al cuerpo de élite de la Marina que llegó al edificio de departamentos donde se escondían, aunque estaba pertrechado con un fusil, más de 60 cartuchos, dos armas cortas y un lanzagranadas con el proyectil preparado.