liliana.alcantara@eluniversal.com.mx

El segundo visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Marat Paredes, descartó que el organismo pretenda encubrir o proteger a los elementos del Ejército que participaron en los hechos ocurridos en Tlatlaya, Estado de México, en el que murieron 22 civiles y aseguró que en cuanto concluyan las investigaciones las darán a conocer, sean cuales sean los resultados “como lo hacemos en todos los casos”.

Consideró que las versiones que aseguran que en el lugar de los hechos se modificó la escena y se sembraron las armas son sólo especulaciones.

En entrevista con EL UNIVERSAL señaló que todos los testimonios de los pobladores y de las mujeres que sobrevivieron coinciden en que hubo un enfrentamiento entre civiles y militares, “y lo que sucedió después es lo que se está investigando”.

Adelantó que de acuerdo con los peritajes que se han realizado, sólo 19 de los 22 cuerpos han podido ser identificados y tres de ellos corresponden a menores de edad y el resto tienen entre 40 y 45 años.

Marat Paredes indicó que ninguno de los familiares de las víctimas o de los testigos ha presentado queja alguna ante la comisión. “Los testimonios que hemos recabado los hemos obtenido en el trabajo de campo que hemos hecho”.

Insistió en que las testigos, incluyendo la mamá de Érika Gómez —la adolescente de 15 años que murió en esos hechos— aseguran que hubo una confrontación armada entre los civiles y los elementos castrenses.

El visitador que está a cargo de las indagatorias por parte de la CNDH explicó que para determinar lo que ocurrió después de este enfrentamiento, peritos de la comisión están realizando pruebas de rodizonato de sodio a todos los involucrados, así como otras pruebas de criminalística en el campo relacionadas con la posición y el levantamiento de los cadáveres, inspección de vehículos y de recolección de otras evidencias en campo.