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Los dos virtuales candidatos a presidir al Partido Acción Nacional, Gustavo Madero y Ernesto Cordero, presumieron ayer sus fuerzas y discursos.

El primero optó por la discreción con un evento austero y contada militancia —sin la presencia de liderazgos notables— para confirmar que buscará reelegirse.

Madero eligió un hotel sobre Paseo de la Reforma como escenario para ratificar que el sábado pasado presentó su renuncia como jefe del panismo nacional.

En cambio, Cordero prefirió un acto masivo en un hotel de Polanco, con la presencia de liderazgos afines.

En menos de 15 minutos, Madero Muñoz hizo gala del orador desparpajado que es y anunció su separación del cargo de presidente nacional del blanquiazul.

Escoltado por su esposa, María Eugenia Falomir, y su hija menor, Sofía Madero, el oriundo de Chihuahua eligió la solemnidad, sin liderazgos relevantes, apenas unos cuantos militantes de a pie.

Madero fue corto, directo. Advirtió que si se separa del cargo, no es porque se lo exijan o así lo estipulen los estatutos: es convicción propia.

Concluyó, tomó su documento y abandonó el salón perseguido por cámaras y miocrófonos que le hicieron acelerar el paso hasta el elevador, que abordó olvidando a su familia que descendió por las escaleras eléctricas.

“CorderOliva”

Ernesto Cordero y el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva —conocidos desde ayer como “CorderOliva”— en cambio, optaron por lo masivo.

La senadora Adriana Dávila Fernández animó las porras y alentó arengas.

Hoy, el grito de batalla es “¡Con Cordero y Oliva, el PAN va pa’rriba!”, enfatizó Juan Manuel Oliva.

La poblana Ana Teresa Aranda, ex titular del DIF, dio a la contienda nivel de batalla, en donde lo que está en juego es el futuro del PAN.

“Hay dos tipos de PAN, el de agua y el de fiesta. El de agua, es de a jodernos y a aguantarse. El de fiesta es el que tiene huevo y tiene fortaleza, y aquí hay PAN de fiesta”, aseguró Aranda.