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El gobernador del estado de Texas, Rick Perry, ordenó a la Guardia Nacional ayudar a las autoridades de los condados ubicados en la frontera con México para ubicar a migrantes ilegales muertos, o aquellos que se cree que han fallecido en su trayecto a Estados Unidos.

Los militares están operando en grupos de 20 a 25, dependiendo la zona que les fue asignada; una vez que localizan el cuerpo de algún migrante notifican a la policía local para que envíen un grupo de investigadores de escenas de crimen para que procesen el cadáver, explicó un vocero de la Guardia Nacional.

Indicó que tan sólo en el condado de Brooks se han encontrado 335 cadáveres —desde 2011 a la fecha—, que se han procesado para identificarlos, conocer la causa de su muerte y posteriormente entregarlos a los consulados de sus países de origen, la mayoría procedentes de Centroamérica.

El gobernador Perry determinó que la Guardia Nacional ayude a las policías locales a buscar a los cientos de migrantes ilegales que han sido reportados como muertos por familiares, así como a encontrar a aquellos que de acuerdo con denuncias de rancheros y otros ciudadanos, han sido víctimas de polleros o del crimen organizado dentro de sus propiedades.

Rey Rodríguez, sheriff del condado de Brooks, explicó que durante años las policías y rancheros del lugar han sido rebasados por los impactos del tráfico ilegal de migrantes “y sin importar de dónde vienen estas personas que han fallecido, merecen por dignidad ser encontradas”.