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Tras ser ratificado por la Cámara de Diputados, el contralor general del Instituto Nacional Electoral (INE), Gregorio Guerrero Pozas, asumió ayer el cargo por un nuevo periodo de seis años.

Los 11 consejeros y representantes de los partidos le dieron la bienvenida, aunque reconocieron que hubo “desencuentros” en su anterior gestión de seis años como contralor del Instituto Federal Electoral (IFE), que concluyó el 30 de abril.

“Han habido momentos de desencuentro públicos, ríspidos” entre el contralor y el extinto IFE”, admitió el consejero presidente Lorenzo Córdova, al plantearse en el pleno casos denunciados por Guerrero, como el fondo inmobiliario de la institución o la adquisición del inmueble de Acoxpa.

Sin embargo, estableció que ahora hay una nueva oportunidad “para construir relaciones fluidas, responsables y respetuosas”, que serán útiles para los cambios que realizará el instituto al asumir sus nuevas atribuciones.

Por tal motivo, el consejero presidente pidió a Guerrero Pozas actuar coordinadamente y sin “condescendencias”.

Por su parte el consejero Benito Nacif pidió que la Contraloría se someta a los mismos controles que ha exigido, pues sostuvo, cuando adquirió autonomía en 2008, su costo “se duplicó, de 50.2 a 100 millones de pesos, de un año a otro”.

Atribuyó ese cambio al engrosamiento de mandos superiores y medios. “Tiene tres subcontralores con salarios y prestaciones semejantes a los directores ejecutivos (…) debe revisar su plantilla”.

Dijo que preocupa al INE el “daño patrimonial” por 5.8 millones de pesos que ha pagado por reinstalaciones, restituciones y otro tipo de obligaciones ordenadas por tribunales administrativos, ante los que funcionarios sancionados han recurrido, por lo que debe respetarse el debido proceso. “Nadie debe estar por encima de la ley, especialmente quien tiene la atribución de vigilar su cumplimiento”, dijo.

Ni docilidad, ni excesos

El consejero Ciro Murayama dijo que dado que cada peso debe estar debidamente justificado, no espera “un contralor dócil ni a modo, espero y sé que tendremos un contralor exigente, severo e institucional”.

En una democracia, dijo Javier Santiago Castillo, la transparencia es requisito indispensable.