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Análisis del mensaje alusivo al Segundo Informe de Gobierno

Antonio De la Cuesta Colunga*| El Universal
Miércoles 03 de septiembre de 2014



Independientemente de la selección de cifras sobre gasto en programas sociales, poblaciones objetivo beneficiadas, consumación y proyección de obras de infraestructura, presuntos porcentajes descendentes de todo lo malo, y proporciones ascendentes de todo lo bueno, el mensaje alusivo al Segundo Informe de Gobierno del presidente Peña Nieto resultó interesante por sus simbolismos políticos. Tal vez el más significativo es el avasallamiento de facto de la oposición.

Por un lado, el presidente destacó cómo las mesas directivas de ambas cámaras legislativas están bajo la tutela de lo que denominó "la izquierda" (no llamó al PRD por su nombre). Además de hacer una falsa legitimación del pluralismo de su gobierno circunscribiendo a la izquierda a las corrientes más cooptadas del perredismo, envió una poderosa imagen al ser flanqueado en el presídium por el diputado Aureoles y el senador Barbosa. Hace apenas unos años, los perredistas despreciaban con vehemencia verse siquiera cerca del entonces presidente Calderón, mucho menos en un acto que consideraban atentatorio del espíritu de diálogo entre Ejecutivo y Legislativo como lo es esta modalidad de monólogos desde Palacio Nacional. Por último, no se debe olvidar que los perredistas fueron de la mano con el presidente en "la madre de todas las reformas" o, mejor dicho, "la madre de todas las misceláneas fiscales". Sin los recursos del régimen fiscal draconiano aprobado en 2013, no sería posible financiar las promesas clientelares en lo que "arrancan" el resto de las reformas, sobre todo la energética.

Por otra parte, el gran ausente de las menciones fue Acción Nacional. Si bien el PAN acompañó al PRI en 10 de las 11 reformas que presume el presidente Peña, el mensaje de este 2 de septiembre puede haber marcado el inicio de una separación (no tanto un divorcio) entre panistas y priistas. Esto es explicable dada la temporada electoral que se avecina. Por muy debilitado que parezca el panismo en general, y el liderazgo de Gustavo Madero en lo particular, cabe recordar cómo la fuerza del PAN se encuentra en las bases locales y no tanto en la imagen desde lo nacional. De esta forma, el blanquiazul sigue siendo, a pesar de los pesares, la principal amenaza contra los "carros completos" anhelados por el PRI.

De aquí a los comicios federales y estatales de junio próximo, los priistas no escatimaran en esfuerzos. Con maquinarias políticas que nunca fueron desmanteladas en doce años de presidencias panistas, sólo bastará con "reaceitarlas" con recursos frescos. Aunque el PAN haga lo posible por digerir los costos electorales de haberse asumido como lo que ellos llaman "oposición responsable" -y otros perciben como colaboracionismo-, el PRI podría tener el suficiente poder para continuar abatiendo sus resistencias. Amparados por la opacidad del gasto público y el descontrol de la publicidad gubernamental, así como ayudados por la apatía social y el desprestigio del sufragio como mecanismo de manifestación de la voluntad ciudadana, el tricolor buscará presentar victorias electorales construidas de manera ventajosa, como presumidos respaldos populares a su forma de gobernar.

En suma, en doce años fuera del gobierno federal, los priistas han aprendido demasiado sobre la democracia. Menos bizarro que el concepto de "democratización de la productividad" enarbolado en la presente administración, es posible acuñar un término cuya precisión podría ser ilustrativa del regreso del PRI a la Presidencia de la República: "democratización de la corrupción". Bajo el eufemismo de la pluralidad, el PRI se ve satisfecho con una partidocracia donde han vuelto a ser primus inter non pares. Así las cosas en la "democracia mexicana".

 

*El autor es Director de Análisis Político de CIDAC.



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