Crónica. ... Y los protegen del desarme
RESGUARDO. Armados, guardias comunitarios vigilan en los retenes que instalaron en el poblado de Nueva Italia. (Foto: JORGE SERRATOS / EL UNIVERSAL )
julian.sanchez@eluniversal.com.mx
EJIDO LA HUERTA, APATZINGÁN, Mich.— “Ahí vienen los soldados, ahí vienen los soldados”, gritaba El Comandante a la gente mientras corría hacia la iglesia para tocar la campana y llamar a hombres, mujeres y niños para que salieran a “proteger del desarme” a los miembros de las autodefensas que por la mañana habían tomado esta comunidad de más de 800 habitantes, que en su mayoría “hartos de Los Templarios expresa su beneplácito por la presencia de estos comunitarios.
Mujeres con niños en los brazos, otros pequeños aún con el uniforme de su primaria, otras en sandalias, corrían hacia la entrada de su población donde los civiles armados instalaron una barricada, con el fin, los habitantes de este lugar, de apoyar a los hombres y jóvenes armados con cuernos de chivo y escopetas para que no fueran despojados de éstas por los militares.
“Los invito a que colaboren con ellos [con los autodefensas]. Desde que se metieron todo ha estado muy tranquilo. Los soldados ya en varias ocasiones han intentado desarmar (en otras comunidades), pero el pueblo puede más y el pueblo es el que manda, el pueblo pide a los guardias comunitarios”, sostuvo Lourdes Llerena, quien con su hija en los brazos pedía el respaldo para estos civiles armados.
“Los invito a que no tengan miedo, es el pueblo el que está tomando las comunidades”, insistía Lourdes, quien subrayaba su sentimiento en favor de estos hombres, que dice llegaron a sacar a Los Templarios y ayudar a que regrese la tranquilidad.
Uno de éstos, un joven de 22 años, quien no quiso dar su nombre, comenta que fueron 60 compañeros quienes ayer por la mañana llegaron a esta comunidad.
Con una ametralladora a un lado, sostiene que llegaron para “sacar a Los Templarios.
Señala que son de varias comunidades quienes están en ese grupo de 60 personas. Él, menciona, es originario de Tancítaro y que permanecerán en el ejido La Huerta hasta que sea necesario, aunque confiesa que seguirán haciendo presencia en otros sitios, como en el centro de Apatzingán, en donde indica que “tal vez” hoy o mañana se realice esa acción.
El Comandante, quien prefiere que lo mencionen así para reservar su identidad por temor a que lo identifiquen y lo asesinen miembros de Los Templarios. Aún agitado de correr a la iglesia, tocar la campaña y correr hacia la entrada del pueblo, cuenta que ya era hora de que llegaran los llamados comunitarios, pues miembros del crimen organizado, unos 40 refirió, se habían apostado aquí y habían incurrido en abusos con el cobro de cuotas y se habían apoderado de negocios, como tortillerías en donde les vendían en 18 pesos el kilogramo, cuando en promedio en el país está en 12 pesos.
El Comandante sostiene que “está muy bien la llegada de la comunitaria. Son bienvenidos aquí”.