Entrevista. "Nuestra lucha no es contra Palestina, sino contra Hamas"
POSTURA. Se necesita un mayor entendimiento de la situación única que se experimenta en su país, afirma la diplomática. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
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Así como la diplomacia mexicana tiene el reto de dar a conocer que “México es mucho más que la lucha en contra de los cárteles de la droga, Israel tiene el desafío de decir al mundo que no sólo es el conflicto con los palestinos, con Hamas o con el mundo árabe”.
La comparación proviene de Rodica Radian Gordon, embajadora de Israel en México, quien ha vivido una parte de este reciente conflicto desde Tel Aviv, lugar donde pasa su periodo vacacional, pero adonde además acudió a la ceremonia de ingreso de su hijo al Ejército.
La diplomática fue entrevistada el lunes pasado vía internet, en un periodo de tregua entre Israel y Hamas. Se le cuestiona sobre qué decir ante la indignación por la muerte de niños palestinos, que incluso ha sido manifestada por ciudadanos en México.
“La parte palestina está muy interesada en subrayar que han muerto niños, y sí han muerto niños, son lamentables las muertes. No es correcto juzgar el conflicto sólo a la luz de las víctimas, porque no hay un balance, es asimétrico, esto no quiere decir que la parte que tiene más muertos tenga mayor razón, hay que ver el dibujo completo que es más complicado y debe saberse la historia”.
Percibe que el gobierno mexicano entiende la situación, pero que miembros de la sociedad tratan de comprender el conflicto aunque reconoce que frente a las imágenes reflejadas en medios de comunicación de los muertos y heridos, sólo les llega una parte del cuento que forma una percepción. “Algunos mexicanos están inciertos en lo que realmente pasa”.
Y el cuento es complejo e histórico. Hamas, indica, utiliza escudos humanos y al menos la mitad de los muertos, dicho no por fuentes israelíes, pertenecen al grupo terrorista.
Desde su llegada a Israel, la diplomática vivió tres momentos en lo que las sirenas de alerta sonaron en Tel Aviv, lo que significa que tiene un minuto para llegar a un sitio seguro, que son las escaleras en su casa. Desde su hogar, señala que el ejército israelí pone mucho esfuerzo de no bombardear donde hay población civil, pero que es muy difícil evitarlo, debido a la densidad de población y a que Hamas pide no salir de la zona.
“Hay una gran mayoría, en el gobierno y en el pueblo de Israel, que verdaderamente lamenta los muertos también de la parte palestina. Esto no es un conflicto contra la población palestina, sino contra Hamas que niega el derecho de Israel a existir como Estado judío democrático. Esto no ha sido un exterminio y tampoco es correcto calificarlo como un holocausto”.
El último mes la diplomacia israelí ha modificado su cotidianidad. Ha tenido que insistir y dejar claras sus razones de guerra, pero también mostrar que no es sólo esa la dimensión del país. “Israel es vibrante y moderno”.
Las acusaciones pesan sobre Israel. Se dice que bombardeó los refugios de Naciones Unidas, pero hoy se investiga si realmente fueron sus misiles los que detonaron las desgracias en esos lugares. “Al menos en dos casos se ha confirmado que no han sido ataques de Israel sino de Palestina”, dice.
Rodian tiene una misión a su regreso a México. Se reunirá lo más pronto posible con personajes importantes de México para hablar y discutir lo que pasa y pasará en Israel. “Espero que cuando regrese al país podamos tener mucho más avance en las negociaciones con Palestina, pero si no es así, voy a dar cuenta de lo que ha pasado en las negociaciones”.
Refiere que respetan la posición que México ha tomado en el conflicto, pero que se necesita un mayor entendimiento de la situación única que se experimenta en su país en el sentido de que Israel tiene una lucha de vanguardia en contra de agrupaciones con ideologías radicales y que esta lucha puede llegar a otras partes del mundo en algunos años. “Se debe comprender por qué Israel reacciona como lo hace”.
Radian sabe que una buena parte de los 67 muertos militares en este último enfrentamiento tenían entre 19 y 21 años. “Es muy doloroso, pero es parte de la realidad que vivimos”. Sus dos hijos mayores han estado ya en el ejército israelí y el tercero llega en un momento de mayor riesgo.
Confía en que nada pasará a su hijo y prefiere no decir si hace oración para que una agresión no ocurra a su familia. “Espero que el conflicto se termine antes de que él esté listo para participar”.