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"El nahua se siente orgulloso de su hijo"

Laura Castellanos| El Universal
Viernes 07 de noviembre de 2014

Video. Es el testimonio de Emiliano Navarrete, albañil de profesión, y quien desde hace más de un mes busca a su hijo; dejó de trabajar y ahora vive gracias a prestamos y a la esperanza de encontrarlo con vida


politica@eluniversal.com

Emiliano Navarrete, padre de José Ángel Navarrete González, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, arribó muy sonriente al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) para reunirse con los demás familiares de los muchachos ahí presentes.

El albañil llegó al lugar tras hacer una gira informativa del caso con otro padre de familia en poblaciones de la Alta Montaña de Guerrero, durante dos días.

El nahua salió en la madrugada de la región y viajó más de 10 horas para estar presente en la conferencia que el grupo daría en respuesta a la información que presuntamente anunciará en cualquier momento la Procuraduría General de la República (PGR): los 43 estudiantes están muertos y sus restos son inidentificables.

La expresión contenta del hombre de 39 años contrastaba con la actitud reservada y maltrecha de los demás familiares que participaron en la marcha multitudinaria del miércoles y deambulaban por el lugar, cansados de la exposición ante los medios de comunicación.

Emiliano Navarrete, de talla pequeña y brazos curtidos por el trabajo que realiza de construcción, por el contrario, aceptó gustoso dar la entrevista.

Habló con emoción de su recorrido en poblaciones y rancherías empobrecidas de Tlapa, Metlatónoc, Cochoapan El Grande, Xochihuehuetán, Huamuxtitlán. “Me siento más fuerte”, dijo. “Ahora los veo como familiares”.

Pero cuando comenzó a hablar del caso y de su hijo su mirada se tornó dura, adolorida. Y se anticipó a la noticia que supuestamente dará a conocer la Procuraduría General de la República (PGR).

“No confiamos en el gobierno”, expresó. “Los muchachos no están muertos, no me pasa otra cosa por la cabeza”.

El indígena aseguró que sólo confiarán en el informe final que den a conocer los peritos forenses argentinos.

Cuenta que la última vez que vio a su hijo fue dos días antes del 26 de septiembre. Narra que el muchacho de 18 años, de carácter tranquilo y amante del futbol, tenía dos meses de haber ingresado a la Normal Rural de Ayotzinapa, antes de convertirse en un caso de desaparición forzada.

Lo vio feliz de estudiar para convertirse en maestro rural. El nahua aún se siente orgulloso de su hijo.



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