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El sucesor natural de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, en el mando del cártel de Sinaloa es Ismael El Mayo Zambada, consideró Guillermo Valdés Castellanos, quien fue director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en el sexenio pasado.

En la estructura de liderazgos de dicho cártel figuran Nacho Coronel, fallecido; El Mayo, y Juan José Esparragoza El Azul.

A nivel de hipótesis se habla de “conflictos internos entre El Chapo y El Mayo. Es probable que con el arresto del primero, la organización pierda liderazgo, cohesión y visión estratégica. El Estado queda más fuerte y los grupos criminales más debilitados”, explicó Valdés.

En caso de que no hubiese conflictos, añadió, El Mayo y El Azul seguirían al mando. Pero, recalcó, el más poderoso es Zambada.

En cualquier escenario, el ex director del Cisen prevé que habrá violencia, ya sea interna, en el cártel, o con sus adversarios.

El Mayo comenzó su carrera en los años 80 en el cártel que encabezaron Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo. Luego pasó al servicio del cártel de Juárez, de Amado Carrillo Fuentes. Pero tras la muerte de este capo se ligó al grupo de Guzmán Loera.

Zambada es descrito como un personaje que ronda los 65 años de edad y que es muy querido en su pueblo natal, Los Álamos, Sinaloa. Autoridades de Estados Unidos consideran que los hijos de El Chapo, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, juegan un rol relevante en las operaciones del cártel de Sinaloa. También señalan directamente a dos de sus ex parejas Griselda López Pérez y María Alejandrina Salazar Hernández.

Otro personaje poco conocido, también perfilado como probable sucesor es Dámaso López Núñez, El Licenciado, pero el ex director del Cisen dijo que si bien este personaje es ubicado dentro del cártel, no lo mira en esa posición.

La captura del líder del cártel del Sinaloa se esperaba, debido a que durante años se realizó labor de inteligencia, explica Valdés. Se documentó cómo en alguna boda de cercanos a El Chapo se hacían hasta cinco fiestas con el mismo motivo, lo cual dificultaba saber dónde estaba en realidad Guzmán.