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"¡Ayotzi, aguanta, la Iglesia se levanta!"

Elena Michel| El Universal
Viernes 21 de noviembre de 2014

Video. Hace 40 años, un grupo de policías, se llevó a su padre, el maestro Jacob Nájera Hernández, fue uno de los primeros casos de desaparición forzada a manos del gobierno federal y estatal

APOYO. Varios niños acompañaron a sus padres a la manifestación, con carteles en los que claman justicia para México. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )


elena.michel@eluniversal.com.mx

Un mosaico multicolor alfombró el Centro Histórico. Miles marcharon de distintos puntos hacia el Zócalo; estuvieron los de siempre. Pero también acudieron los otros, aquellos que pocas veces se ven en las calles. Todos con la misma demanda: “Justicia, justicia”, “vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

La activista Marta Lamas aprieta el paso sobre avenida Juárez para arribar antes que los contingentes a la plancha del Zócalo capitalino. Algunos indecisos se quedan sobre la banqueta observando la marcha. Desde ahí se escucha una voz de un hombre que grita: “¡Jóvenes, no se cansen de luchar”.

En el Hemiciclo a Juárez, una veintena de niños de entre cinco y nueve años, acompañados de sus padres, colorean carteles en los que proclaman paz para México. La profesora de artes plásticas Alejandra Gutiérrez explica que se necesitan niños conscientes.

Una vez iniciada la marcha, los pequeños caminan sobre avenida Juárez hacia la calle 5 de Mayo, entre los contingentes del STUNAM y del Frente Popular Pancho Villa. Sus vocecillas clamando paz para México con cánticos infantiles se pierden entre las consignas más radicales de quienes piden un cambio en el gobierno federal.

En la calle 5 de Mayo, los niños pegan hojas con la silueta de sus manitas y dibujos que evocan el rostro de los 43 normalistas desaparecidos y de sus familias sobre las vallas metálicas que protegen la antigua casa de los Azulejos.

Personal de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) se introduce para observar que todo marche pacíficamente. Se ha desplegado a 60 personas para realizar esta tarea.

Adelante, una bandera de México “enlutada” ondea; se escucha la batucada, porque así somos los mexicanos. Cantamos y bailamos para protestar.

Los tres contingentes que partieron por separado de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco; del Monumento a la Revolución y del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, iniciaron su caminata a las 17:00 horas, y los últimos llegaron alrededor de las 21:00 horas.

A esas alturas, algunos grupos salían por la calle de Madero, mientras que otros continuaban ingresando por 5 de Mayo, y la masa de manifestantes se distribuía desde la Plaza de la Constitución hasta el Hemiciclo a Juárez.

Caminaron familias, algunas de negro, como indicaba la convocatoria; otras con ropa de diferentes colores sin aceptar uniformarse, pero con un mismo reclamo.

Había estudiantes de la UNAM, que acudieron en bloque, los que llaman la atención por sus cabellos pintados de rosa, azul, o su rostro maquillado en negro, pero también caminaban en pareja, de la mano, otros con perfecto peinado. Y a la marcha se unieron alumnos del ITAM, del CIDE, de la Iberoamericana, de El Colmex, sin portar mantas.

Se escucha casi una plegaria: “¡Ayotzi, aguanta, la Iglesia se levanta!”, que fue pronunciada por un grupo de monjas y sacerdotes. El contingente estaba integrado por las Misioneras de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; de las Franciscanas de María Inmaculada y de Misioneros del Espíritu Santo. Enfrente de ellos caminaba un grupo de Amnistía Internacional.

En la marcha, el olor a mota se mezclaba con el del copal —utilizado por quienes escenificaban un ritual prehispánico— y con un perfume Carolina Herrera. Así es la diversidad.

A la cita no podían faltar algunos políticos. El ex procurador general del Distrito Federal, Bernardo Bátiz, quien desde ese cargo vigiló la marcha por la seguridad y del desafuero en 2004, acudió con un grupo de militantes de Morena. “A veces al país le hacen falta este tipo de sacudidas, y vaya que estuvo nutrida la marcha”, comentó.

También estuvo el diputado federal del PT, Manuel Rafael Huerta Ladrón de Guevara, artífice de la manta que ayer se colocó en el pleno de San Lázaro exigiendo la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.

“Uno, dos, tres, cuatro, cinco”... y el conteo se prolongó hasta llegar al 43; luego vino el grito de “¡vivos los queremos!”, y hasta la frase censurada por la FIFA en el pasado Mundial “¡eeeee.... putos!”, dedicada a las autoridades que han fallado en la impartición de justicia.

Una vez que se oscureció, algunas familias dispersas entre la avenida Juárez y la plancha del Zócalo encendieron veladoras, otras decidieron comprar por 20 pesos globos de cantoya que colorearon casi instantáneamente el firmamento.

A lo lejos, en el templete se escucha la voz de estudiantes normalistas de Ayotzinapa: “Gracias por su solidaridad”. Y una advertencia: “También queremos paz. Pero, ¿cómo piden paz cuando ellos todavía no aparecen?”



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