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"Aquí no tenemos nada que festejar"

Dennis A. García Enviado| El Universal
Viernes 26 de diciembre de 2014

Darío, oriundo de Acapulco, dejó a su familia para solidarizarse con los familiares de los desaparecidos. Aquí aparece junto al árbol de Navidad instalado en el patio de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos", donde fueron colocadas butacas con las fotos de cada uno de los desaparecidos. (Foto: Cristopher Rogel Blanquet )


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Tixtla, Gro.—Muchos celebran el nacimiento de Jesús, pero aquí, en Ayotzinapa, no hay motivos para festejar la Nochebuena. La noche es tan gris que se confunde con la tristeza que embarga a 43 familias que perdieron a sus hijos desde el 26 de septiembre, cuando fueron entregados por policías municipales al crimen organizado.

El patio central de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” luce vacío, frío y triste porque faltan 43 normalistas.

Martina de la Cruz, madre de Jhosivani Guerrero, es la única que no acudió al Distrito Federal para manifestarse en las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos.

Solitaria, en el patio de Ayotzi, la señora Martina contempla el rostro de su hijo plasmado en una fotografía a manera de esfera que fue colocada junto con las caras de los otros normalistas en el pequeño árbol de Navidad. Se ve cansada, sus ojos se notan hinchados por llorar día y noche durante casi 90 días.

Las esferas con el rostro de los normalistas están acompañadas por 43 mensajes: “Hijo mío, espero que regreses pronto. Tu papá que te quiere”. “Te estamos esperando”. “Te extrañamos, nos hace falta tu presencia”. “Regresa pronto, sin ti no hay Navidad”. “Tu familia te espera, creemos que estás vivo”. “Tus compañeros de Ayotzi te dejaron solo, pero tus papás jamás…”.

La mujer solitaria también dejó un mensaje para Jhosivani Guerrero de la Cruz: “Donde quiera que estés, que Dios te tenga. Espero estés bien. Aquí tu familia que te quiere, te estamos esperando”.

“Disculpe, ¿me podría indicar cuál es el mensaje que dejó a su hijo en el árbol?”, le pregunto a un señor que se nota muy desconsolado.

“Ninguno de los 43 es mi hijo, yo vine a solidarizarme”, responde Darío, sentado en una silla.

Dos horas sin moverse de la butaca, tapado con una cobija, Darío no deja de ver el árbol navideño. Aún no alcanza a comprender qué clase de persona se atreve a desaparecer a 43 jóvenes.

Decidió dejar a su esposa y sus hijos en casa cenando en Acapulco y él estar en una noche tan especial en familia, quizá la más importante del año, en la escuela de Ayotzinapa, ubicada en el municipio de Tixtla.

En el corazón en donde se forjan los maestros rurales de Guerrero, 43 butacas esperan a Abel, Abelardo, Adán, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos, César, Christian, Tomás, Cutberto, Dorian, Emiliano, Everardo, Felipe, Giovanni, Israel, Jacinto, Jesús, Jonás, Jorge, Aníbal, Jorge Antonio, Luis, José, Ángel, Eduardo, Luis Luna, Joshvani, Julio, Leonel, Luis Ángel, Luis Ángel Francisco, Magdaleno, Marcial, Marco, Martín, Mauricio, Miguel Ángel Hernández, Miguel Ángel Mendoza y Saúl. Aunque los restos de Alexander ya fueron identificados, su silla lo seguirá esperando.

Familia de Alexander. En El Pericón, municipio de Tecoanapa, tampoco hubo nada que celebrar. Ubicada en la región de la Costa Chica de Guerrero está la casa de Ezequiel Mora, padre de Alexander, el único de los normalistas que, según las pruebas de ADN, ha sido identificado.

Ahí también se vivió una noche desolada. Aún se observa el pequeño altar con la foto de Alexander.

Quien nos recibe es la nuera de Ezequiel. “Mi suegro y mi esposo se fueron al ayuntamiento de Tecoanapa, los mandaron llamar para comer”, comenta.

Recuerda a su cuñado y no puede contener el llanto. “Aquí tampoco habrá Navidad, no hay nada que festejar sin Alexander”.

CETEG los recuerda. En el transcurso del día, en el campamento de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) recordaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa.

En un árbol de Navidad fueron colocados los rostros de los estudiantes e invitaban a la gente a escribir un mensaje de aliento a los familiares de los jóvenes; incluso, los niños plasmaban su mano en el piso como muestra de apoyo.

Por la noche, la Ceteg proyectó un video en el que recapituló casos que, a decir de ellos, no se ha hecho justicia. Tales fueron los casos de Acteal, la guardería ABC, la violación de mujeres por parte de militares, así como los casos más reciente de Tlatlaya y la desaparición de los 43 normalistas.

Por otra parte, el Colectivo Popular Revolucionario Ma´ghoo rhi, junto con un grupo de la Escuela Pedagógica Nacional (UPN), tomaron de manera simbólica la Comercial Mexicana de Chilpancingo por 43 minutos.

Luego de dejar libre la tienda, tomaron la mercancía de camiones repartidores para repartirla en las colonias populares y así intentar boicotear las comprar en los centros comerciales.



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