"Los Chuchos", el desgaste de un poder cuestionado
carina.garcia@eluniversal.com.mx
Conocidos como Los Chuchos, la corriente interna del PRD Nueva izquierda (NI) se encuentra en el umbral de sus 15 años de fundación bajo la crítica por sus prácticas internas y su relación con el gobierno.
Con siete años acumulados en la presidencia del PRD, la corriente ahora es señalada por el fundador del partido, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien los acusa de conducir a ese instituto hacia la extinción.
Pero la historia de Nueva Izquierda no son sólo cuatro periodos en la presidencia del PRD pues su líder, Jesús Ortega, acumula más de 20 años “a la sombra” de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, y él y su equipo en los segundos lugares, las coordinaciones de sus campañas presidenciales o la secretaría general.
Así fue como pudo construirse esa corriente, sostienen sus detractores, para quienes NI hoy está sobrerrepresentada en los órganos de dirección del partido y se mantiene gracias al poder del fraude y una subordinación al gobierno federal en turno.
Jesús Zambrano, ex presidente nacional del PRD y uno de los dos Chuchos —el otro es Ortega— la línea principal de NI podría definirse como “la apuesta por el diálogo, no por la violencia o la inestabilidad, sino la construcción de instituciones”.
“El equipo, lo que se identifica coloquialmente como Los Chuchos es un equipo nacional cuyo compromiso es cambiar las cosas por las vías democráticas, que mantiene por una lado la lucha en la calle por exigir que cambien las cosas en apoyo con millones de personas, como ocurrió para promover la consulta popular energética, y por otro la clara disposición de resolver los diferendos mediante el diálogo. Esos serían nuestros postulados”, dice.
No somos “una oposición que mande al diablo a las instituciones” ha dicho Ortega, para quien NI buscó desde su fundación dar al PRD el perfil de una fuerza política crítica cuando hay que serlo, pero que genere soluciones y propuestas con perfil socialdemócrata.
Sirven a sus intereses
Pero no todos ven en NI una fuerza moderna y ni siquiera de izquierda.
“Muchos crecieron a la sombra de Cárdenas y López Obrador, a partir de ahí es como construyeron su corriente, para servir a sus intereses, no al partido”, evalúa el senador Alejandro Encinas, uno de sus principales críticos.
Para Encinas, quien contendió con Ortega en 2008, Los Chuchos se han mantenido gracias “al fraude”.
Ostentar la presidencia, asegura, no se debe a que reflejen la voluntad de la mayoría del PRD sino porque “es una corriente que suma intereses”.
“Son la minoría mayor, con el 30% del Consejo Nacional, pero construyen alianzas con las corrientes Alternativa Democrática Nacional y Foro Nuevo Sol, donde no son las ideas sino los mecanismos de reparto de órganos de dirección y de candidaturas a los distintos puestos de representación popular lo que les permite hoy tener más del 70% de consejo”, se queja.
“Los Chuchos son un equipo de subordinación al poder”, dice el ex perredista Gerardo Fernández Noroña.
Para Fernández Noroña, en NI “se hicieron expertos en el control del aparato del partido con mañas, pero usufructúan una falsa mayoría”.
Es la subordinación al poder lo que los describe, no la socialdemocracia, asegura el ex perredista.
Ataque es porque arrasaron
Desde afuera, sin embargo, no todos ven a Nueva Izquierda (NI) como el fin del PRD o la corriente que lo ha llevado a la crisis que enfrenta.
“Creo que allá adentro están golpeando con todo porque NI arrasó en las elecciones internas (de septiembre pasado) y los que no ganaron están aprovechando la circunstancia actual para ver si logran revertir los resultados de la elección”, explica Macario Schettino, analista político y profesor del Tecnológico de Monterrey.
Asegura que NI es un grupo político que podría caracterizarse como el grupo más moderno dentro del PRD.
Aunque esa expresión política ha sido cuestionada, los resultados de la elección interna del 7 de septiembre, organizada por el INE, dejan fuera de dudas el tema de su legitimidad.
Nueva Izquierda “es un grupo con ideas comunes, prácticas comunes, se apoyan mutuamente para colocarse lo mejor posible” y es, dentro del PRD, “un grupo más moderno en términos de su interpretación de lo que pasa, de su interpretación política”.
Dentro de ese partido político, en cambio, hay personas que vienen del viejo PRI y siguen pensando igual (que entonces). Pero Nueva Izquierda es distinto, “son más pragmáticos y eso les ha llevado a que muchos los critiquen, pero más bien creo que son más modernos y más pragmáticos”, añade.
Y esa, expone Schettino, es la ruta viable para avanzar como partido en una democracia moderna.
En cambio, “los partidos políticos con visiones muy rígidas es difícil que tengan más votos, entonces creo que una visión más pragmática (como la de Nueva Izquierda) es más útil en una democracia moderna”, concluye.