Nadie hizo caso de las señales y hoy a la crisis de seguridad que vive Guerrero se suma la indignación de la Iglesia Católica.

Hace sólo unos días, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer su informe anual de 2014 en el que se informa que México se había convertido ya en el país más peligroso de América Latina para ejercer el ministerio sacerdotal.

El informe destacaba que en los doce últimos meses, dos sacerdotes de la Diócesis de Acapulco, Guerrero, pagaron con su vida los secuestros de los que fueron objeto. Además relataba el caso de otro párroco de Atlacomulco, Estado de México quien también fue asesinado luego de que su parroquia fue robada.

Antes de que acabara el año y para agregar al reporte de la conferencia episcopal, se conoció ayer la muerte del sacerdote Gregorio López, de Ciudad Altamirano, en Tierra Caliente, Guerrero que también fue secuestrado y asesinado.

La indignación de la Iglesia no es menor pues consideran que sus advertencias no fueron escuchadas.

¿Quién en el gobierno federal y estatal estaría siguiendo los casos denunciados por la Iglesia? ¿Fueron ignorados?

cg