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CHAMPOTÓN, Camp.— Este mariachi trae lo suyo. Para empezar, entra calladito a la gran carpa donde el presidente Enrique Peña Nieto desayuna con los altos mandos de la Armada que festeja su día, y en vez de abrir con “Las Mañanitas”, interpreta “Atlacomulco de mis amores”.

Es una canción estrenada en diciembre 2012, compuesta por el director del mariachi de la Secretaría de Marina, el capitán de corbeta Francisco Navarro. Pocos la conocen, entre ellos, Peña Nieto.

La letra exalta al Estado de México, a Atlacomulco, “lugar donde hay muchos pozos”, tan hermoso y que “te llevo en el corazón”. Lleva dedicatoria al invitado de honor, quien es originario de ese lugar, y la música logra un quiebre del ambiente que estaba muy militar, a pesar de que los almirantes, vicealmirantes, contralmirantes, capitanes, asisten acompañados por sus familias.

El mariachi continúa ahora con “Amapola”, un tango de los años 40, de Luis Roldán, cuando esa flor adornaba parques y jardines en México y se volviera prohibida. Cuando “El siete mares” llena el espacio del salón, que es una gran carpa dentro de la ex hacienda San Luis Carpizo, llega al clímax la parte social de la visita.

Peña Nieto ha venido a encabezar la celebración en honor de la Armada, una fuerza militar que abarca mar, tierra y cielo. A su derecha está el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, secretario de la Marina, y a su izquierda el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos.

El Campo de Honor ha sido ocupado por contingentes que allí reciben adiestramiento para integrarse a los cuerpos de élite que desarrollan misiones en el país.

Se celebra en todo lo alto. Honores plenos al Presidente de la República: Himno Nacional con 21 salvas de una artillería que después volverá a la carga al acompañar con los cañonazos de la Obertura 1812 de Tchaikovsky.

En lo que es un ánimo con gran acento militar, Peña Nieto entrega menciones honoríficas a siete unidades operativas.

Los destacamentos concentrados en el Campo de Honor desfilan en un movimiento de tropas circular. Ninguna fila se descuadra. Los marinos son parte de una máquina viviente. Son profesionales.