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El ejercicio del poder y la política, se lleva a cabo hoy en tres pistas, en día de Informe Presidencial: el Palacio Legislativo está blindado con un dispositivo policiaco de tres kilómetros en redondo que lo aisla de las protestas sociales; transcurren negociaciones legislativas tras bambalinas para aprobar la ley docente ya, y mientras a la vista de todo el país ocurre la construcción de un nuevo puente entre las Cámaras, con base en el antiguo rito de la cortesía parlamentaria.

Es la tarde de primera oportunidad en que dos presidentes, el de la Cámara de Diputados, Ricardo Anaya Cortés (PAN) recibe a su homólogo del Senado, Raúl Cervantes Andrade (PRI), en su oficina de la mesa directiva, y empiezan a tejer la relación que ofrecen será institucional.

Pero también es la tarde de un día complicado. Unos tres mil efectivos policiacos tienen cerrado un cordón, literalmente de acero, que incluye barrios y colonias. Pero los legisladores tienen garantizadas las rutas de acceso.

El Presidente de la República ya no viene a los informes. Entrega el secretario de Gobernación. Le toca ahora a Miguel Ángel Osorio Chong. La primera vez de Enrique Peña Nieto. Recibe el presidente de la Cámara de Diputados y con su colega del Senado regresan al salón de sesiones.

Una suerte está echada. En cuanto se instale el periodo de sesiones, los diputados se quedan a discutir y votar la Ley General del Servicio Profesional Docente. Raro: nadie dice que no. Todos comentan que es muy probable que así sea. Es el acuerdo.

Manlio Fabio Beltrones (PRI) recibe a su homólogo en el Senado, Emilio Gamboa. Hablan en su oficina. Confirman la ruta final del dictamen de la tercera ley de la reforma educativa y su adéndum. Que salga hoy es oportuno.

Y juntos se van al salón de sesiones. Parten plaza. Son el poder más amplio o menos chico, según se vea.

Los posicionamientos de los grupos parlamentarios dan margen al sopor, al tedio, luego de una jornada tensa e intensa. Es Alberto Villarreal (PAN) el que lanza dardos que duelen a los priístas, quienes lo abuchean.

Y cuando acaba la sesión de Congreso General, el diputado Ricardo Anaya cita a sesión ordinaria a las 20 horas.

Y sin reparos de la izquierda, el Congreso entra a su nueva fase, la de las grandes reformas que acabarán hasta el 15 de diciembre.