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Historia Un largo camino al sepulcro

Francisco Reséndiz Enviado| El Universal
Sábado 21 de septiembre de 2013
<b> Historia </b> Un largo camino al sepulcro

PENOSO TRASLADO. Los hijos de Elodia Hernández y un grupo de voluntarios trasladaron su cuerpo a Tecpan; pasaron por puentes rotos y descampados. (Foto: VALENTE ROSAS EL UNIVERSAL )


francisco.resendiz@eluniversal.com.mx  

COYUCA, GUERRERO.— Son las nueve de la mañana. Llovió toda la noche, pero el río no ha crecido. Los hermanos Carlos, Antonio y Gloria Hernández tienen un pesar: su mamá falleció el domingo en Acapulco. Elodia Noguera tenía 80 años y era diabética. Hoy sus hijos y voluntarios llevan su féretro por los puentes que destruyó el ciclón Manuel. Van de regreso a casa.

Salieron temprano del puerto y cruzaron Coyuca, pero el gran puente que lleva de un extremo a otro de este caudaloso río, está colapsado. Está partido en forma de V, en tres partes.

El camino es muy largo a Tecpan. Los tres hermanos y dos de sus sobrinos la deben llevar hasta allá. Manuel no se los permitió sino hasta el miércoles. Gloria lleva flores.

Los hermanos y los voluntarios envuelven el féretro, los hacen con sogas amarillas. Lo sujetan. Hacen nudos. Sudan.

La llevan hasta unas escaleras que han sujetado a este puente. Son 24 escalones. Están en silencio, pero se comunican con la mirada. En un momento el ataúd prácticamente cuelga. Batallan pero llegan a la base del puente y colocan a la señora Elodia sobre la arena. Respiran, hacen una pausa y nuevamente los hermanos se miran y acuerdan con los voluntarios. Con un conteo de tres se echan el ataúd a sus hombros.

Caminan sobre la arena del río. De repente, alguien se hunde hasta las rodillas pero reaccionan rápido. Después de unos metros llegan hasta la continuación del puente.

Aquí le llaman Los Cimientos. Han contratado a un muchacho con una mula y un carretón. Los tres hermanos, los dos sobrinos y los voluntarios colocan el ataúd y los sujetan. Le ponen las flores encima. La mulita camina despacio, ellos a su lado. En un instante el cielo se abre y el sol de las once de la mañana quema. El grupo continúa caminando.

— Tu mamá debe estar orgullosa de ustedes. Están haciendo todo para devolverla a su casa, le comenta un hombre que camina a lado de Carlos.

— Es lo mínimo que podemos hacer por ella. Nos dio mucho amor, cuando nos enfermábamos, ella siempre estaba allí, nos educó, responde el segundo de los hijos de la señora Elodia y siguen su andar.

Pese a que hay sol, comienza a lloviznar. Las lágrimas, la lluvia y el sudor se mezclan a lo largo de unos 2 kilómetros de camino. El carretón con la madre de los hermanos Hernández llega a donde la carretera nuevamente se rompe.

El puente que lleva al pueblo de Pénjamo también ha colapsado. Carlos y Antonio dialogan. Deben decidir cómo cruzar el brazo del río que impide su paso. Miran a la gente rodear pero no se animan.

Optan por cruzarla abordo de un cayuco. Nuevamente batallan para bajar el ataúd por un costado de la carretera, hasta la ribera del río.

Esperan que los lancheros lleven a la gente que ha hecho fila y que pagan 10 pesos por ir de un lado a otro, por atravesar los 10 metros de ancho del caudal.

Los hermanos suben. Por fin el cayuco cruzará a doña Elodia. Los voluntarios y los hermanos deslizan poco a poco el féretro.

— Ah cabrón, está pesado, ¿apoco traen el muerto?, dice unos de los dos niños que reman. —Sí, ahí va la señora, le responde un voluntario de Protección Civil de Coyuca. El muchachito abre los ojos y muestra su asombro.

Elodia ha cruzado el río. Ya hay una camioneta pickup que la espera, su familia la ha conseguido. Carlos les ofrece dinero a los voluntarios para que se compren un refresco, pero éstos lo rechazan. En ese momento el hijo menor de Elodia abre la mochila de uno de ellos y mete un billete. “Como no, es para que se compren un refresco”. Finaliza la discusión.

La madre de los hermanos Hernández ya se dirige hacia Tecpan y el camino aún es largo. Comienza a llover con fuerza. Las flores acompañan a Elodia en su camino hacía el sepulcro.



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