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El coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, y el presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, confirmaron que es una condición sine qua non que primero se apruebe la reforma político-electoral para después avalar la energética.

En entrevista, Beltrones aseguró que el PRI está dispuesto a avalar primero la reforma político-electoral para pasar al debate energético, “si tenemos que pasar por una reforma política y electoral como condición sine qua non, como un quid pro quo por parte de otras fuerzas políticas, habrá que hacerlo, porque estamos interesados en tener esa reforma energética”, comentó el priísta.

“Tratándose de la reforma energética, todo está ya platicado; está sobrediagnosticada la necesidad de una reforma energética. Aprobarla es lo único que hace falta”, comentó el sonorense.

En conferencia de prensa en San Lázaro, Madero reiteró la posición del PAN y afirmó que si no hay reforma político-electoral no habrá reforma energética. Reiteró que las reformas política y energética que se aprueben en el Congreso deberán incluir los planteamientos, demandas y visión del PAN.

Hace unos días, EL UNIVERSAL publicó que el propio Madero aseguró que el PAN y el gobierno federal comprometieron la aprobación de la reforma político-electoral, en su totalidad, a cambio de su respaldo a la reforma energética.

En un foro organizado por este diario, el panista comentó que por los tiempos en el Congreso su partido está dispuesto a aprobar la reforma energética, pero su implementación en las leyes secundarias quedará condicionada al aval de la mayoría de las legislaturas estatales a la reforma político-electoral.

Ambos políticos comentaron que la reforma político-electoral en el Senado tiene avances importantes. “Necesitamos la reforma energética este año. En Cámara de Diputados (...) estaremos pendientes para acompañarla en una reforma energética para México”, comentó Beltrones.

Madero aseguró que en la Cámara Alta ya se están encontrando fórmulas que construyan un consenso para lograr los objetivos de que las elecciones locales próximas tengan como mínimo los estándares democráticos de las elecciones federales.